Cuanto más envejece una
persona más cascarrabias suele volverse. Suele ser lo habitual. Sin embargo,
existen casos excepcionales de personas que llegan a cascarrabias antes de
llegar a viejos. Independientemente de la edad. Es lo que se conoce como cascarrabias
exagerado. Lo reconoceréis porque es mentiroso, desinformado y suele salir a la
calle ataviado con bandera por capa y desparrame de colores, ofendiendo a ética
y estética por igual e insultando que es gerundio.
Son casos cotidianos en
nuestro exagerado país. Por lo que ve. Nuestra condena es sufrir a semejantes
cascarrabias. A los que protestan a destiempo. Sufrir a los fascistas, a los
estalinistas medio pelo, y los nacionalistas de su acera y su verdad.
¡Qué agobio de gente!
Pero como el mundo
evoluciona y con él el lenguaje, los jóvenes de hoy en día, me refiero a los
millennials y la llamada generación Z (¿será por Mazinger Z?) utilizan otro “palabro”
más en la onda para nombrar al cascarrabias de siempre. Les llaman pollasviejas.
Y creo que, salvando el
matiz, básicamente tienen razón. El
matiz es que escuchar a un jovenzuelo decir que “con Franco se vivía mejor” suena a pollavieja sobreactuado por el influjo de su capa.
Así que, amigos y amigos,
ya lo sabéis: se puede ser pollavieja,
cascarrabias y joven. Todo al tiempo que gilipollas, que tampoco hay que sacarle
el mérito a tanto mindundi.
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