Buscar este blog

viernes, 29 de mayo de 2020

Errores no forzados.


Si aprender a vivir con el despropósito político parece ser la nueva asignatura impuesta por el panorama político del mundo mundial, nuestros mandamases patrios, expertos en copiar y pegar con mimetismo exagerado, parecen afanados en elevar el listón del despropósito y practican la tontería a troche y moche en sus comparecencias.

Y como cada día tiene su afán  no hay día sin tontería ni afán para tanto ganapán. Así, con la altura de miras de los enanos —y que me  disculpen las personas de crecimiento restringido, que de ellos tampoco fue la culpa— nuestros políticos se retroalimentan a sí mismos con pienso de improperio.

Mientras tanto, nosotros asistimos a las “dejadas” que se hacen unos y otros, dándose aire, alimentado minutos de telediario y ensayando caras de asombro.

“¿Te has enterado de lo que le dijo Fulanita a Menganito?” “No fastidies, ¿y tú oíste lo que le contestó Menganito a Zutanito?

Y así todo el día, creciendo las leguminosas en el bancal. O, por seguir con el símil de las “dejadas” y del tenis, caer en los llamados errores no forzados.

Una avalancha de la que no nos damos librado. ¡Qué peste!

Y lo peor es que son ellos mismos los que propalan este virus. Virus en el que, al parecer, caen encantados como buenos/as rabaneros/as ante un insulto.

Así, en medio de trifulcas de medio pelo que no vienen al caso, andamos los ciudadanos que vivimos en este país de países: conviviendo o al menos esforzándonos en ello. Tratando de hacer soportable el día a día, mientras vemos que nuestros prebostes, cainitas y farragosos ellos, siguen empeñados en sacarse las legañas los unos a los otros por el absurdo método de meter el dedo en ojo ajeno.

Aunque, ¿por qué no prueban a meterse el dedito por el culo y a olérselo después?  Venga, campeones. Ánimo. Recordad que sois mortales y que oléis mal, cuándo os daréis cuenta.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario