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lunes, 22 de junio de 2020

Quién lo diría.


Si os dijera que de repente me vi defendiendo a Trump no me creeríais, y sin embargo sucedió.

La cosa empezó en un coche. Más concretamente, cuando saltó a mis ojos la imagen que salía de una de esas pantallas que los ayuntamientos ponen por doquier para informar de servicios municipales. Ocurrió en Oleiros, ayuntamiento limítrofe con A Coruña. En una pantalla estaba don Donald, Trump para los que gustan de familiaridades, flanqueado a un lado por Musolini, por el otro por  Hitler y debajo una leyenda escrita en gallego con tres palabras: UN NOVO MONSTRUO.

Y ahí empezó la cosa, de repente me vi defendiendo a Trump frente a Gelo. Por cierto, Gelo, Ángel García Seoane, es el alcalde de Oleiros, y es en este municipio en el que pernocto habitualmente y al que suelen referirse como el más rico de España.

¿En serio, Gelo?—exclamé en voz alta como si el tal Gelo pudiera oírme—. ¡Qué huevos tienes, machote!

Y es que, veréis, por si no lo sabéis o sois de fuera, Gelo lleva como alcalde desde el año 85 de la pasada centuria y esta razón que me parece más que suficiente para decir que alguien que se perpetúa en el poder no es quien de darle lecciones a nadie. Ni siquiera al idiota millonario de Trump que fue elegido democráticamente, igual que  él, pero que como mucho el mundo no tendrá que soportar más de dos mandatos, y no como él, que vive de okupa democrático de su ayuntamiento.

Así que, descalificado queda, desde mi punto de vista, el señor Gelo para criticar a los demás.

Además, ¿es lícito usar pantallas públicas, medios públicos, para propalar chorradas? Dicho de otra manera, ¿qué diferencia hay entre las chorradas estalinistas  y las fascistas, entre las de Gelo o las de…?

 

 

 

 

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