Si os dijera que de
repente me vi defendiendo a Trump no me creeríais, y sin embargo sucedió.
La cosa empezó en un
coche. Más concretamente, cuando saltó a mis ojos la imagen que salía de una de
esas pantallas que los ayuntamientos ponen por doquier para informar de
servicios municipales. Ocurrió en Oleiros, ayuntamiento limítrofe con A Coruña.
En una pantalla estaba don Donald, Trump para los que gustan de familiaridades,
flanqueado a un lado por Musolini, por el otro por Hitler y debajo una leyenda escrita en gallego
con tres palabras: UN NOVO MONSTRUO.
Y ahí empezó la cosa, de
repente me vi defendiendo a Trump frente a Gelo. Por cierto, Gelo, Ángel García
Seoane, es el alcalde de Oleiros, y es en este municipio en el que pernocto
habitualmente y al que suelen referirse como el más rico de España.
¿En
serio, Gelo?—exclamé en voz alta como si el tal Gelo
pudiera oírme—. ¡Qué huevos tienes,
machote!
Y es que, veréis, por
si no lo sabéis o sois de fuera, Gelo lleva como alcalde desde el año 85 de la
pasada centuria y esta razón que me parece más que suficiente para decir que
alguien que se perpetúa en el poder no es quien de darle lecciones a nadie. Ni
siquiera al idiota millonario de Trump que fue elegido democráticamente, igual
que él, pero que como mucho el mundo no
tendrá que soportar más de dos mandatos, y no como él, que vive de okupa
democrático de su ayuntamiento.
Así que, descalificado
queda, desde mi punto de vista, el señor Gelo para criticar a los demás.
Además, ¿es lícito usar
pantallas públicas, medios públicos, para propalar chorradas? Dicho de otra
manera, ¿qué diferencia hay entre las chorradas estalinistas y las fascistas, entre las de Gelo o las de…?
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