Claro, claro, fue una
malvada feminista recién llegada de un viaje de la China la culpable de la
expansión del virus. Claro, claro, por su culpa la sucesora de Cleptómana
Cifuentes y de Batracios Aguirre tuvo
que alzarse como protagonista y eclipsar en el estrellato de la desmemoria
las felonías de sus dos ilustres antecesoras.
La chica tenía mimbres.
Claro, claro, venía de
protagonizar el incidente “alzamiento de
bienes” del cual había conseguido escapar sin ser siquiera enjuiciada. Y
así, henchida del orgullo y emoción que produce entre los gatos el escapar del
acoso de los perros, se dedicó a propalar el virus de su tontería.
Es por eso, claro, que
el público, y que conste que lo escribo
con asombro, le ríe o le critica las gracias sin tener en cuenta la legalidad,
de ética y moralidad ni hablamos, y así con el concurso de un fotógrafo que la
fotografió como si de la mismísima Abadesa del Ósculo Negro se tratara
despertamos un buen día los habitantes de las provincias.
Asombrado, claro, con
tanto desparpajo y teniendo que tengo unas multas impagadas, cursé instancia a
tan prócer dama pidiéndole consejo y asesoramiento, y después de decirme que
tanto y la cama aparte añadió: “usted no es de mi comunidad, hable con su
Frijol de cabecera” acabado lo cual me recomendó tomar viento o sentarme a ver
ponerse el sol por Antequera.
Claro, y aquí me hayo,
haciéndole caso, in tomando por el culo, sin conseguir salir de mi asombro, porque,
a ver, explicadme leguleyos, en qué quedamos, ¿en España la justicia es igual
para todos sí o no?, que no me aclaro.
Porque mientras veo que
a un ciudadano normal los “subiditos”
—la Guardia Civil, la Policía Local, la Policía, la cajera del Mercadona…— le pueden amargar la nueva normalidad a base
de servirle un revuelto de multas, a esta chica, perdón, a esta ilustre
presidenta, no la sientan en un banquillo por nada de lo que haga, por nada de
lo que diga ni por nada con lo que se alce.
Tan es así, tan claro, claro, que aprovecho esta
tribuna y solicito formalmente desde aquí que este verano la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo le ofrezca a chicuela tan singular el Máster
Honorífico San Pablo Casado, patrón de nazis y benefactor de la SS, por tan basto
proceder.
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