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jueves, 11 de junio de 2020

Hablando de Ayuso.


Claro, claro, fue una malvada feminista recién llegada de un viaje de la China la culpable de la expansión del virus. Claro, claro, por su culpa la sucesora de Cleptómana Cifuentes y de Batracios Aguirre tuvo  que alzarse como protagonista y eclipsar en el estrellato de la desmemoria las felonías de sus dos ilustres antecesoras.

La chica tenía mimbres.

Claro, claro, venía de protagonizar el incidente “alzamiento de bienes” del cual había conseguido escapar sin ser siquiera enjuiciada. Y así, henchida del orgullo y emoción que produce entre los gatos el escapar del acoso de los perros, se dedicó a propalar el virus de su tontería.

Es por eso, claro, que el público,  y que conste que lo escribo con asombro, le ríe o le critica las gracias sin tener en cuenta la legalidad, de ética y moralidad ni hablamos, y así con el concurso de un fotógrafo que la fotografió como si de la mismísima Abadesa del Ósculo Negro se tratara despertamos un buen día los habitantes de las provincias.

Asombrado, claro, con tanto desparpajo y teniendo que tengo unas multas impagadas, cursé instancia a tan prócer dama pidiéndole consejo y asesoramiento, y después de decirme que tanto y la cama aparte añadió: “usted no es de mi comunidad, hable con su Frijol de cabecera” acabado lo cual me recomendó tomar viento o sentarme a ver ponerse el sol por Antequera.

Claro, y aquí me hayo, haciéndole caso, in tomando por el culo, sin conseguir salir de mi asombro, porque, a ver, explicadme leguleyos, en qué quedamos, ¿en España la justicia es igual para todos sí o no?, que no me aclaro.

Porque mientras veo que a  un ciudadano normal los “subiditos” —la Guardia Civil, la Policía Local, la Policía, la cajera del Mercadona…—  le pueden amargar la nueva normalidad a base de servirle un revuelto de multas, a esta chica, perdón, a esta ilustre presidenta, no la sientan en un banquillo por nada de lo que haga, por nada de lo que diga ni por nada con lo que se alce.

Tan es  así, tan claro, claro, que aprovecho esta tribuna y solicito formalmente desde aquí que este verano la Universidad Internacional Menéndez Pelayo le ofrezca a chicuela tan singular el Máster Honorífico San Pablo Casado, patrón de nazis y benefactor de la SS, por tan basto proceder.

 

 

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