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miércoles, 10 de junio de 2020

Homicidios de Estado.


¿Habéis visto a alguien detenido, esposado y camino del trullo? Pues, yo tampoco. No se ha detenido a nadie, no se le ha esposado y tampoco se ha encarcelado preventivamente a nadie. Ni siquiera cuando la evidencia del delito quedó demostrada. Hablo de lo sucedido en Madrid, y sospecho que en más sitios, con los geriátricos. Hablo de las cartas, circulares, o como queráis llamarle, que la Comunidad remitió a los hospitales ordenándoles no admitir a  personas mayores provenientes de geriátricos. Hablo de homicidios. De muchos homicidios. Hablo de homicidios de Estado.

No deberíamos conformarnos con que el suceso se solventara con la dimisión de alguien que pasaba por allí. O sea, con algún cabeza de turco. Deberíamos exigir que la Fiscalía General del Estado actuara de inmediato. Es su deber. Es su obligación. Y si no lo hicieren, ¿para qué sirven, para qué están, para qué les pagamos, cómo justifican su existencia?

En definitiva, hay que modernizar la democracia feudal que soportamos. Hay que deshacerse de lo que no funciona, de lo podrido y de lo absurdo.  No se puede tolerar ni un minuto más que la forma de acceso a la Jefatura del Estado sea por herencia  o que existan políticos aforados y amarrados a sus privilegios. Ya está bien de nazismo encubierto, que eso es lo que son las circulares de Madrid, y de politicastros dando lecciones homicidas.

Que detengan a los responsables, que los esposen y que los encarcelen. Es imperioso. Son peligrosos.

 

 

 

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