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lunes, 29 de junio de 2020

"Fodechinchos" políticos e insultadores.


Imaginaos, si sois capaces, que sois negros, que estáis en el Regal Theatre de Chicago rodeados de gente de vuestra raza viendo, escuchando, como B.B. King graba uno de los mejores discos de blues de la historia, y que, de repente, un rostro pálido sube al escenario, se hace con el micrófono y dice: “B. B. King es racista”.

¿Qué sucedería?

Es posible que un “negrata” bien colocado, y que conste que no me estoy refiriendo a su empleo, dijera “amén”, es probable que la mayoría guardara silencio conteniendo las ganas de callar la boca del rostro pálido con una buena somanta de palos y también es probable que una vez cometida la infamia, al rostro pálido se le dejara bajar del escenario y marcharse tranquilamente.

Pues bien, eso mismo fue lo que pasó el otro día en Galicia.

Vino un señor, disculpad la exageración, al que vamos a llamar Hortera-Smith, un rostro  pálido tan alto como tonto parece, amartilló su lengua y disparó: “Castelao es un racista”, y excepto los otros rostros pálidos del PP, que estos sí que están bien colocados en empleítos y mamandurrias, que callaron o le rieron la gracia, la mayoría de negros dejó salir a rostro pálido de ésta nuestra comunidad sin siquiera aplaudir la cara de semejante botarate.

¿Y sabéis por qué? Porque estos rostros pálidos dicen sus estupideces, provocan e insultan, rodeados de los cuerpos de seguridad del Estado que pagamos los insultados para protegerlos, que si no quería ver yo a estos chulitos descerebrados atreverse a decir las cosas que dicen.

Así cualquiera, “mangallones”. Protegidos por papás policías es como cometéis vuestros abusos, que si no…

Y me pregunto, ¿cuándo los negros, el 95% de la sociedad, nos levantaremos contra estos rostros pálidos y los pondremos en su sitio?

Pues eso, que no os perdáis ésa pequeña joya del blues. Otro “pasote”, pero este de los buenos.

 

 

viernes, 26 de junio de 2020

Equipaje para un naufragio.


Si tuviera que escoger una película, un libro o un disco para llevarme a una isla desierta, sé perfectamente lo que elegiría. Aunque, también es verdad, que para que yo fuera a un sitio así, tendrían que ofrecerme agua corriente, electricidad y un servicio de catering en condiciones. Después, me lo pensaría, y si por feliz casualidad superara el último reparo que es que ir  por ir es una tontería, posiblemente acabaría contestado: “Oye, mejor que se vaya tu madre y que nos cuente”.

Pero como las hipótesis las carga el diablo, la película escogida sería El Padrino. Sin ningún género de duda. Primera parte, por supuesto. La de Marlon Brando, capo di tutti capi. Cada vez que la veo, y que conste que ya la he visto unas cuantas veces, me gusta como la primera vez. Lo cual me lleva a concluir, quizá exageradamente, que El Padrino es la película que más me gustó de todas las que he visto o recuerdo haber visto hasta ahora.

Por parte de libro, el escogido para ese viaje a ninguna parte sería Cien años de soledad. Esa novela escrita por Gabriel García Márquez, que compré  y leí en dos días en Vitoria en el año 1979, edición de bolsillo, fue sin lugar a dudas la que más me impactó de todas cuantas haya leído hasta ahora. Mi sorpresa fue tan colosal, que todavía a día de hoy mantengo la admiración por el autor y su obra.

Sin embargo, con el disco a elegir me surgirían muchas dudas. Podría decantarme entre unos cuantos: Thick as a Brick, de Jethro Tull; Wish You Were Here, de Pink Floyd; The White Album, de los Beatles; Horses, de Patti Smith… Y un par de docenas más de maravillosos LPs. Grandes álbumes, magníficos y novedosos discos en su momento.

Sin embargo, y teniendo en cuenta que en una isla desierta estás solo y aislado, amancebado contigo mismo, no me llevaría ninguno de los discos anteriormente citados. Elegiría El Patio, de Triana, ¡esa maravilla! Recordaría otra época, otros tiempos y otras felicidades. Sin duda. Recordaría cuando queríamos escapar de aquella otra isla desierta que era España, en aquellos tiempos de Carracuca y de cuando una muchacha me descubrió el amor escuchando esa extraordinaria canción que es Abre la puerta.

Yo quise subir al cielo para ver
Y bajar hasta el infierno para comprender
Qué motivo es
Que nos impide ver
Dentro de ti
Dentro de ti
Dentro de mí

Abre la puerta niña
Que el día va a comenzar
Se marchan todos los sueños
Que pena da despertar
Por la mañana amanece
La vida y una ilusión
Deseos que se retuercen
Muy dentro del corazón

Soñaba que te quería
Soñaba que era verdad
Que los luceros tenían
Misterio para soñar
Hay una fuente niña
Que la llaman del amor
Donde bailan los luceros
Y la luna con el sol

Abre la puerta niña
Y dale paso a la luz
Mira que destello tiene
Esa nube con el sol
Por la mañana amanece
La vida y una ilusión
Deseos que se retuerce
Muy dentro del corazón
Hay una fuente niña
Que la llaman del amor
Donde bailan los luceros
Y la luna con el sol

 

 

jueves, 25 de junio de 2020

Los tramposos.


Yo no sé lo que sabían las autoridades el día 8 de marzo, lo que sí sé es lo que yo creía; y yo creía que era una gripe china, y de mierda; y sabía dónde estaba, estaba en Cambados.

Sin embargo, meses después me enteré que en mí país existen una suerte de iluminados, léase políticos actualmente en la oposición, que sabían un montón de cosas: sabían que la gripe que yo creía china y de mierda era una pandemia y por tanto peligrosísima y sabían lo que iba a suceder con claridad meridiana.

Según ellos, así era. No exagero, son ellos los que lo hacen. Tampoco añado ni quito nada.

Pese a todo, los políticos que actualmente siguen en la oposición, no dijeron nada, guardaron silencio. No lo hicieron  hasta casi dos meses después, cuando recobraron la memoria y se acordaron de todo lo que sabían. Entonces denunciaron lo que supuestamente sabían, pero se olvidaron de decirnos que si habían estado callados hasta entonces había sido porque habían estado ocupados dejando pasar el tiempo para poder hacer un ejercicio de videncia a la inversa.

Y esa es la calamidad nacional que soportamos, es el virus ibérico que propalan los videntes que te cuentan las cosas con dos meses de retraso.  

Es fácil reconocer a estos infectados por la verdad tardía, algunos síntomas los delatan: son ladrones, gustan disfrazarse de superhéroes denigrando a su bandera y son mentirosos compulsivos. Al jefe le regalaron un máster en la tómbola y al oráculo del jefe una mascarilla con la bandera a juego con su capa. Son unos sinvergüenzas. Y todos juntos en amor y compañía forman la famosa banda del ojo del culo.

Y ahora tengo que haceros una preguntita retórica, ¿queréis que os cante la canción del verano de tan ilustres carrachas?

Pues, ahí va.

Amigo Casado, eres un zulú

dirixes a banda do ollo do cu

levas a batuta de dereita a extrema

dirixes a banda, dirixes a banda…

…a banda da merdaaaaaa.

PD. Por cierto, a Casado se le puede sustituir (Ayuso, Olono, Abascal, Smith&Wesson…)

Aclaro que, la canción es de primero de exaltación de la amistad: ¡anda que no la he cantado ni me la han cantado!

 

 

lunes, 22 de junio de 2020

Quién lo diría.


Si os dijera que de repente me vi defendiendo a Trump no me creeríais, y sin embargo sucedió.

La cosa empezó en un coche. Más concretamente, cuando saltó a mis ojos la imagen que salía de una de esas pantallas que los ayuntamientos ponen por doquier para informar de servicios municipales. Ocurrió en Oleiros, ayuntamiento limítrofe con A Coruña. En una pantalla estaba don Donald, Trump para los que gustan de familiaridades, flanqueado a un lado por Musolini, por el otro por  Hitler y debajo una leyenda escrita en gallego con tres palabras: UN NOVO MONSTRUO.

Y ahí empezó la cosa, de repente me vi defendiendo a Trump frente a Gelo. Por cierto, Gelo, Ángel García Seoane, es el alcalde de Oleiros, y es en este municipio en el que pernocto habitualmente y al que suelen referirse como el más rico de España.

¿En serio, Gelo?—exclamé en voz alta como si el tal Gelo pudiera oírme—. ¡Qué huevos tienes, machote!

Y es que, veréis, por si no lo sabéis o sois de fuera, Gelo lleva como alcalde desde el año 85 de la pasada centuria y esta razón que me parece más que suficiente para decir que alguien que se perpetúa en el poder no es quien de darle lecciones a nadie. Ni siquiera al idiota millonario de Trump que fue elegido democráticamente, igual que  él, pero que como mucho el mundo no tendrá que soportar más de dos mandatos, y no como él, que vive de okupa democrático de su ayuntamiento.

Así que, descalificado queda, desde mi punto de vista, el señor Gelo para criticar a los demás.

Además, ¿es lícito usar pantallas públicas, medios públicos, para propalar chorradas? Dicho de otra manera, ¿qué diferencia hay entre las chorradas estalinistas  y las fascistas, entre las de Gelo o las de…?

 

 

 

 

jueves, 18 de junio de 2020

Cañizares, un cardenal reincidente.


Durante la misa dominical del 14 de junio en la Catedral de Valencia el cardenal Cañizares dijo lo siguiente:

“Porque el demonio existe en plena pandemia, intentando llevar a cabo investigaciones para vacunas y para curaciones. Nos encontramos con la dolorosísima noticia de que una de las vacunas se fabrica a base de células de fetos abortados. Así de claro. Y eso es inhumano, eso es cruel, y ante eso no podemos alabarlo y bendecirlo, todo lo contrario”.

Sí, efectivamente, creo que Cañizares, el cardenal, en lo único que tiene razón es en el final: “todo lo contrario”. Porque así debería de ser. Pero el problema es que no lo es, y lo peor del caso es que Cañizares, todavía Cardenal, es reincidente y que una cosa es arengar desde un púlpito y otra mentir y reincidir constantemente en el delito.

Y claro  ante lo descomunal de lo anormal, una de dos: o normalizamos la cosa y metemos a un cardenal en la cárcel o llamamos a su jefe, porque Cañizares tiene jefe, y le decimos, le imploramos:

“Oye, Bergoglio, papa Francisco, o metes a Cañizares en una guardería, lo cesas o algo así, o nosotros, el Gobierno de España, denunciamos que tú eres rojo de lengua, pero no de obra”.

Conste que de esos hay muchos.

Así que, si el galán Bergoglio decide seguir no enterándose de lo que hace el actor secundario Cañizares, pues a la cárcel con tan desalmado cardenal, que quizá allí (en la fonda del sopapo) se encuentre cómodo miserable tan principal, hombre impío donde los haya y auténtica nulidad como cristiano.  

 

 

 

miércoles, 17 de junio de 2020

"Fodechincho" y mamalón.


“Los nuevos paletos andan propagando su “madrifobia””.

(Jorge Bustos, uno que tal).

A mí me parece muy bien que los periodistas de opinión nos den su opinión, pero por más  que se amparen en la peana de su columna si no tienen razón, pues no la tienen. Más, como es el caso, cuando el periodista no hace opinión sino que practica el desbarre.

Porque, vamos a ver, los nuevos paletos de provincias no propagamos “madrifobia” por más que os empeñéis; más os gustaría, mandriles; simplemente señalamos a los madrileños, a los de primera  o quinta generación, que nos da lo mismo, como lo que sois: como unos “fodechinchos”. Nada que ver, chaval.

Pues eso, que tampoco es lo que dices ni lo que crees tú.

Verás, “fodechincho” es una expresión coloquial que viene de cuando los madrileños se acercaban a última hora a alguna lonja improvisada  a recoger los últimos “chinchos” que los pescadores les regalaban. Decían los pescadores al veros acercarse a buscar lo gratis: “ahí veñen os “fodechinchos””.

Y lo que empezó siendo un regalo ocasional, se convirtió, según vosotros, que todo lo malinterpretáis, en obligación. Como es natural, al poco, los pescadores os mandaron a la mierda. Sin embargo, lo de “fodechinchos” se quedó porque os define.

Y es que, desestimado periodista y “fodechincho”, debes saber que si por  algo se caracteriza el mandrileño, o sea, el “fodechincho común” de otras especies que también nos visitan es que los “fodechinchos” sois maleducados, voncingleros y atorrantes en grado sumo. Hasta el límite de lo paranormal. Llegáis aquí dándoos aires de superioridad, cuando lo que nos dais es lástima y os pasáis el tiempo que dura vuestra estancia dando el coñazo indiscriminadamente. La consecuencia es lógica: estamos hartos de vosotros y de escuchar vuestros gritos por las calles.

Créeme, “fodechincho periodista”, ¡sois un horror!

Ante tontería tan desatada, me pregunto, nos preguntamos, los aborígenes visitados “oye, y esta gente será así o se cayeron de la cama y se quedaron como estaban: tontos perdidos”.

 Porque no es normal lo atorrantes  que sois los “fodechinchos”.

Y que conste, te lo comento por si no lo sabes, que los gallegos tenemos por costumbre comportarnos como si vulgares “fodechinchos” fuéramos cuando vamos, por  ejemplo, a Portugal.

Los hay que sacan uña y todo.

lunes, 15 de junio de 2020

Un socio cabrón.


Después de mucho pensarlo, os comunico que ya sé a quién se refería Ortega y  Gasset cuando decía aquello de yo soy yo y mi circunstancia.

El descubrimiento fue casual, se produjo después de acabar de pagar todos los boletos que juego a la  semana, la  bonoloto, la primitiva, el euromillones y el gordo de la primitiva. Fue en ese momento cuando tuve una revelación que me iluminó él magín.

    ¡Qué cabronada!—me dije— Si me tocara una “pastuqui”, el 20% del premio se lo quedaría mi Circunstancia.

¿Y quién es la circunstancia? La circunstancia es el Estado. Mi socio cabrón, el mismo que  tiene el santo papo de quedarse con el 20% de mis hipotéticos premios sin por ello sentirse obligado a colaborar en nada. Un claro ejemplo de morro máximo, de ejercicio de autoritarismo colosal.

Lo demás, mandangas.

Oye, y la gente no protesta, qué va, ni se cabrea, ni sale a la calle a manifestarse. Nada. La  gente da por bueno el expolio. Un 80% de hipotético premio les parece suficiente. Tengo entendido que, en algunos juegos, admiten Estado como animal  de compañía. Tengo entendido que la gente vota  a quien le jode.

Pero, se acabó. Desde aquí os hago saber que me opongo frontalmente  a esta ley impuesta por el  PP y más concretamente por el pistolero que tenían de ministro de Hacienda, Montoro. Me niego por tres razones: porque hay derecho, porque me sale de los perendengues y porque me da la gana. ¿Pasa algo? Pues eso, me niego. Ni unidad de España ni bandera ni hostias a la vinagreta. Yo lo que quiero es que el Estado me devuelva mi hipotético 20% y que se queden con el rosario de su madre, o de la de Montoro, que para el caso me es igual, que me es lo mismo.

 

Los manipuladores.


Siempre sucede que cuando se cierra un libro sin haber leído todas sus páginas viene alguien y te cuenta el final.

Eso es lo que le está sucediendo al emérito Juan Carlos I. Un hombre del que, al parecer, los periodistas lo sabían todo y ninguno decía nada.

Por utilizar una frase más ilustrativa, que copio y pego directamente del mismísimo Jaime Peñafiel: “Valgo más por lo que callo que por lo que cuento”.

 Qué desfachatez, encima alardean. Después de eso a quién le extraña nada. Con periodistas  así no hay manera. Están más preocupados —me refiero a los periodistas— porque les domicilien las prebendas y que los agasajos les lleguen a tiempo, que en contar la verdad.

¿La verdad? A quién le interesa la verdad.

Y claro, a rebufo de tanto floripondio, florecen los patriotas. Conste que patriota puede ser cualquiera, y de cualquier sitio.

Pujol, por ejemplo, era un patriota que se envolvía en papel celofán de señera como arma defensiva. Que dicen que soy un ladrón, pues respondo que no me atacan a  mí, sino que atacan a Cataluña. Y así, todo, que cuela. Hagan juego.

El recurso, todavía está en boga, con gran  éxito, vale para todo el mundo. Tanto sirve para el nacionalista catalán como para el español del barrio de Salamanca o para  el negrito de Vox. Mientras dé resultado es prueba de que sirve. Lo demuestra que el truco lo utilizan todos. Indistintamente. Vamos, es de primero de nacionalista. Después se doctoran en Morro y les dan el cum laude en Manipulación los del Ibex 35.

Como es natural, de tanto tapar cosas y con tanto cómplice, se multiplican los pinochos. Mirad, si no, a pinocho González, jarrón chino revenido en pongo, la desmemoria que acabó gestándose él solito a base de connivencias:

Consintió los abusos del emérito, arropó al molt honorable Pujol en su política trilera y alcanzó el grado de Comandante X por la gracia de Dios. Le faltó andar en cantares de juglería y salir en los guiñoles de tanto que le lamieron el culo a tan ilustre gerundio.

¿Y qué, le pasó algo a tan ilustre prócer, entró en alguna cárcel o alguien lo enjuició por algo?

Pues, no. Por ahí anda el pavo, dando lecciones magistrales envuelto en la bandera de  España, y olvidándose  de que después de unos años estelares hasta la presidenta del BOE se le convirtió en batracia de tanto robar.

Eso sí, él por aquella época declaraba que se enteraba por la prensa de los casos de corrupción que se daban en su partido, que no sabía que estaba rodeado de quinquis. Imaginó que, lo poco o lo nada que sabía se lo debió chivar Peñafiel, experto en saber mucho y en contar poco.

Así seguimos.

 

 

jueves, 11 de junio de 2020

Ejercicio de memoria.


Una preguntita, ¿os acordáis qué partidos políticos se opusieron a la comisión de investigación sobre Juan Carlos I?

Efectivamente, el  PP; obvio, Vox y quién más ¿PSOE? Pues sí, PSOE. Esa extraña familia que es el PSOE votó junto a PP y VOX y los tres juntos en amor y compañía abortaron la comisión de investigación.

El PSOE, con esa actitud, que tampoco era nueva, alcanzó el ilustre grado de partido cantamañanas.

Por cierto, y en otro orden de cosas, ¿sabéis algo de lo de esa extraña familia apellidada Pujol?

Yo, tampoco. ¿Qué habrá sido de ellos— me pregunto— estarán bien, necesitarán algo?

No sé, pero yo si fuera Pedro Sánchez o, puestos a poner, el presidente  del Tribunal Supremo llamaba al ex honorable don —tiene el bachillerato, por tanto título de don—Jordi y le decía. “Oye, Jordi, qué tal, sis plau, si me haces una perdida, que yo te llamo. Cuando quieras, ya tú sabes” Que hay que ser agradecidos, leñe. Hay que hacer buena la hecha frase: “de bien nacidos es ser agradecidos”

Pero, y ahora sí en otro orden de cosas, lo que no te perdonaré nunca, Carmena, digo Sánchez, es a esa extraña Ministra de Educación que te gastas. ¿En serio, Pedro? Porque, las  hay extrañas, ¡pardiez que sí!, pero el híbrido Celaá, amigo Sánchez, es mucho híbrido de dios, lo supera todo. La pava oscila  entre niña de Sancheztein, niña del exorcismo y monja del lametón oscuro. Encima habla de niños, la muy pervertida, y me pregunto ¿sabrá ésta pava lo que es un niño, habrá sido niña ella alguna vez?

No sé, viéndola, lo dudo. Pero eso es otro orden de cosas.

 

 

Hablando de Ayuso.


Claro, claro, fue una malvada feminista recién llegada de un viaje de la China la culpable de la expansión del virus. Claro, claro, por su culpa la sucesora de Cleptómana Cifuentes y de Batracios Aguirre tuvo  que alzarse como protagonista y eclipsar en el estrellato de la desmemoria las felonías de sus dos ilustres antecesoras.

La chica tenía mimbres.

Claro, claro, venía de protagonizar el incidente “alzamiento de bienes” del cual había conseguido escapar sin ser siquiera enjuiciada. Y así, henchida del orgullo y emoción que produce entre los gatos el escapar del acoso de los perros, se dedicó a propalar el virus de su tontería.

Es por eso, claro, que el público,  y que conste que lo escribo con asombro, le ríe o le critica las gracias sin tener en cuenta la legalidad, de ética y moralidad ni hablamos, y así con el concurso de un fotógrafo que la fotografió como si de la mismísima Abadesa del Ósculo Negro se tratara despertamos un buen día los habitantes de las provincias.

Asombrado, claro, con tanto desparpajo y teniendo que tengo unas multas impagadas, cursé instancia a tan prócer dama pidiéndole consejo y asesoramiento, y después de decirme que tanto y la cama aparte añadió: “usted no es de mi comunidad, hable con su Frijol de cabecera” acabado lo cual me recomendó tomar viento o sentarme a ver ponerse el sol por Antequera.

Claro, y aquí me hayo, haciéndole caso, in tomando por el culo, sin conseguir salir de mi asombro, porque, a ver, explicadme leguleyos, en qué quedamos, ¿en España la justicia es igual para todos sí o no?, que no me aclaro.

Porque mientras veo que a  un ciudadano normal los “subiditos” —la Guardia Civil, la Policía Local, la Policía, la cajera del Mercadona…—  le pueden amargar la nueva normalidad a base de servirle un revuelto de multas, a esta chica, perdón, a esta ilustre presidenta, no la sientan en un banquillo por nada de lo que haga, por nada de lo que diga ni por nada con lo que se alce.

Tan es  así, tan claro, claro, que aprovecho esta tribuna y solicito formalmente desde aquí que este verano la Universidad Internacional Menéndez Pelayo le ofrezca a chicuela tan singular el Máster Honorífico San Pablo Casado, patrón de nazis y benefactor de la SS, por tan basto proceder.

 

 

miércoles, 10 de junio de 2020

Homicidios de Estado.


¿Habéis visto a alguien detenido, esposado y camino del trullo? Pues, yo tampoco. No se ha detenido a nadie, no se le ha esposado y tampoco se ha encarcelado preventivamente a nadie. Ni siquiera cuando la evidencia del delito quedó demostrada. Hablo de lo sucedido en Madrid, y sospecho que en más sitios, con los geriátricos. Hablo de las cartas, circulares, o como queráis llamarle, que la Comunidad remitió a los hospitales ordenándoles no admitir a  personas mayores provenientes de geriátricos. Hablo de homicidios. De muchos homicidios. Hablo de homicidios de Estado.

No deberíamos conformarnos con que el suceso se solventara con la dimisión de alguien que pasaba por allí. O sea, con algún cabeza de turco. Deberíamos exigir que la Fiscalía General del Estado actuara de inmediato. Es su deber. Es su obligación. Y si no lo hicieren, ¿para qué sirven, para qué están, para qué les pagamos, cómo justifican su existencia?

En definitiva, hay que modernizar la democracia feudal que soportamos. Hay que deshacerse de lo que no funciona, de lo podrido y de lo absurdo.  No se puede tolerar ni un minuto más que la forma de acceso a la Jefatura del Estado sea por herencia  o que existan políticos aforados y amarrados a sus privilegios. Ya está bien de nazismo encubierto, que eso es lo que son las circulares de Madrid, y de politicastros dando lecciones homicidas.

Que detengan a los responsables, que los esposen y que los encarcelen. Es imperioso. Son peligrosos.

 

 

 

jueves, 4 de junio de 2020

Extranjerismos y chirimbolos.


Me niego a entrar en ningún local de hostelería bautizado en extranjero a no ser que ande precisamente por ahí, por el extranjero. Hombre, es que no hay derecho a tontuna tan exagerada. Rectifico, sí hay derecho, ¡faltaría más! Cada cual hace el gilipollas como quiere. A las pruebas me remito, pues mientras unos rotulan su bar con nombre extranjero, otros se niegan a entrar en sitios con nombres raros. Cada loco con su tema y todos contentos.

También me niego a entrar en las peceras que pusieron en la plaza mayor de mi pueblo —os recuerdo que vivo en A Coruña, antes La, que la plaza mayor es la de María Pita y que cuando digo peceras me estoy refiriendo a los mamotretos acristalados que usan allí los hosteleros y que son conocidos por el popular nombre de Chirimbolos—. No entro por una simple razón: no gusto de estar ni de ver gente enjaulada. Imaginar sudorosos a los jaulones y quitárseme las ganas es todo uno. Además, como nunca he visto la necesidad de sudar por nada, ni me gustan ni los chirimbolos ni la fauna que los frecuenta, pues no entro. Y todos contentos. Vamos, es que por entrar no entraría ni aunque estuvieran rotulados en castellano o en gallego. De hecho no lo he hecho nunca. Cada cual tiene sus manías y la mía, al menos una de ellas, es no entrar en chirimbolos ni en bares rotulados en extranjero, pero como ésta última ya la había dicho espero que quede claro que la estupidez siempre es susceptible de ser elevada a la enésima potencia. Al menos la mía. Quede claro.

 

 

 

miércoles, 3 de junio de 2020

La acera de enfrente.


Soporté con estoicismo ser cejijunto y que me llamaran junta letras, no hice aspaviento alguno por salir hetero y no estéreo, pero lo que no doy superado es salir al balcón y ver al “hombriño” de enfrente ocupado todo el día.

¡Qué tío, ¡no para! Ya sé en quien se inspiraron los que hicieron aquél famoso anuncio de pilas: “y sigue, y sigue…”. En el “hombriño”.

Os lo prometo, si en vez de hetero fuera estéreo me habría gustado gozar de un “hombriño” así en mi vida. Con alguien que se pasa el día “fuchicando”: que si pitando una ventana, que si arreglando la puerta de su casa, lavando el coche…. En definitiva, reparando o limpiando cosas. Lo que me lleva a pensar en lo mucho que se le estropean al “hombriño” las cosas y lo muchísimo que disfruta reparándolas. A veces incluso, malévolo yo, me pregunto si no las estropeará el muy cabrón a propósito.

Y me da envidia. Lo confirmo. Aunque, no os preocupéis, enseguida se me pasa. Primero porque yo la  envidia la practico más bien poco. No cunde, a menudo no se está bien informado sobre a quién exactamente convendría envidiar y tal problema puede suscitar otros más graves. Así que, mejor no. Que envidien los demás. Soy demasiado flojo para perder el tiempo envidiando estupideces ajenas. Pese a todo, tengo que reconocer que hay días en los que envidio furibundamente al “hombriño”.

Concretamente, al de la acera de enfrente. Y, concretando más, al vecino que vive en otro municipio —la acera de enfrente es otro municipio— en un chalet adosado por ambas las partes y al que no es trabajador, es lo siguiente, un jubilado trabajador. O sea, casi como yo, pero en mejor, que yo no doy salido de medio pensionista.

El “hombriño” no para desde que se levanta hasta que se acuesta y reza cuatro esquinitas tiene mi cama. Siempre está tramando algo, con algún instrumento de pensar en la mano: que si un alicate, un martillo, un destornillador…, y siempre esbozando media sonrisa a modo de saludo. Porque sí, el “hombriño” también economiza en palabras ocupado como está haciendo cosas de “hombriño” todo el día.

Y por último, sólo me resta informaros de otra evidencia. En Galicia, básicamente, existen dos tipos de hombres: los “hombriños” y los que envidiamos a los “hombriños”.

Por tanto, no os toméis nada a pecho, que no conviene exagerar, no os olvidéis que lo importante en esta vida es tener salud y no llevar un golpe. 

 

 

lunes, 1 de junio de 2020

"Pollasviejas".


Cuanto más envejece una persona más cascarrabias suele volverse. Suele ser lo habitual. Sin embargo, existen casos excepcionales de personas que llegan a cascarrabias antes de llegar a viejos. Independientemente de la edad. Es lo que se conoce como cascarrabias exagerado. Lo reconoceréis porque es mentiroso, desinformado y suele salir a la calle ataviado con bandera por capa y desparrame de colores, ofendiendo a ética y estética por igual e insultando que es gerundio.

Son casos cotidianos en nuestro exagerado país. Por lo que ve. Nuestra condena es sufrir a semejantes cascarrabias. A los que protestan a destiempo. Sufrir a los fascistas, a los estalinistas medio pelo, y los nacionalistas de su acera y su verdad.

¡Qué agobio de gente!

Pero como el mundo evoluciona y con él el lenguaje, los jóvenes de hoy en día, me refiero a los millennials y la llamada generación Z (¿será por Mazinger Z?) utilizan otro “palabro” más en la onda para nombrar al cascarrabias de siempre. Les llaman pollasviejas.

Y creo que, salvando el matiz,  básicamente tienen razón. El matiz es que escuchar a un jovenzuelo decir que “con Franco se vivía mejor” suena a pollavieja sobreactuado por el influjo de su capa.

Así que, amigos y amigos, ya lo sabéis: se puede ser pollavieja, cascarrabias y joven. Todo al tiempo que gilipollas, que tampoco hay que sacarle el mérito a tanto mindundi.