Creo que os habéis tomado
demasiado a pecho eso de que la ley es igual para todos y después pasa lo que
pasa, que viene el Gobierno de turno e indulta a alguien.
Pito, pito, colorito, ¿a
quién daré el próximo indultito?
Pues, a nadie, no habíamos
quedado que la ley era igual para todos. Pues actuar en consecuencia. A nadie.
Es más, si fuera cierto que el Gobierno,
cualquier Gobierno, gobernara y se ocupara de los asuntos de la ciudadanía,
aboliría ese momio llamado indulto.
Tened en cuenta otro
argumento: el indulto, en genérico, no debería de existir en un Estado de
Derecho. ¿Por qué? Porque entra en contradicción con lo más básico de cualquier
Democracia, con la separación de poderes; y claro, si consentimos esas pequeñas
fruslerías en vez de Democracia consolidada pareceremos lo que somos, una
Monarquía Democráticamente Bananera.
Y por supuesto, el
indulto no se debería usar jamás con asesinos, con prevaricadores, con
golpistas, con financieros corruptos… y sin embargo, se ha usado. Con un
culpable de alcoholemia que vive, él y su familia, del trabajo que realiza en
un coche, no. El perfil del indultado nunca es un mindundi.
Así que, díganme, ¿qué justicia hay en indultar a un asesino, a un prevaricador, a un golpista, a
un financiero corrupto y negárselo al culpable
de una alcoholemia?
Reitero, el indulto no
debería existir por injusto, arbitrario y por estar sometido al capricho del
gobernante de turno.
Por tanto, NO a los indultos
y SÍ al Derecho a la Autodeterminación.
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