Que un hombre de
aspecto melifluo, hablo de Mariano Rajoy, con aires de mariposón y de buena
familia alcanzara, después de trabajar toda la vida para ello, la presidencia
del gobierno sería de lo más meritorio, si no hubiera hecho posteriormente lo
que hizo: mentir y delinquir. Y lo hizo envolviéndose en sentido común y en esa
consabida bandera de España que usan los corruptos unas veces de túnica y otras
de sudario. Vergüenza ajena da saber que mi Presidente del Gobierno no
solamente cobró sobresueldos en B, sino que además utilizó a los Cuerpos de Seguridad
del Estado para delinquir en su provecho. Lástima que haya tantísimas personas
que den amparo y disculpen a los delincuentes. Sean estos quiénes fueren.
¡Lástima!
Pese a tanto botarate
y a tanto delincuente institucional
España va regular. La Agencia Tributaria sigue luchando contra la economía
sumergida, la que protagonizamos tú y yo cuando le pagamos al lampista en B, mientras
que con la otra, la que protagonizan los ex presidentes y eméritos, los Florentinos
y Villares Mires, con esa no se atreven. Con ellos, los funcionarios de la
Agencia Tributaria, se tienta la taleguilla y se aflojan los machos del
canguelo que les entra.
Así que, ya sabéis, la
culpa de que España vaya regular la tenemos nosotros, y la tenemos por dos
razones: por consentir la mangancia institucional o por pagarle al lampista en
B.
Los gilipollas por
elección dicen que la culpa la tengo yo por haberle pagado al lampista en B.
Bueno, es una forma de
verlo.
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