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viernes, 11 de junio de 2021

Despierte el alma dormida.

 

A ver, coleguis, un poco de seriedad. Me estáis decepcionando. Haced el favor de retomar vuestros momentos de esplendor y demostrad lo que valéis, que es verano. Ánimo, que no lo voy a hacer yo todo. Porque, yo sigo. Sigo subiendo al Caralibro fotitos  de mis viajecitos por la periferia y haciéndome el guay sin llegar a chachi. Y vosotros, qué. A qué estáis esperando, que os veo muy relajados. Que sepáis, que ardo en deseos de ver fotitos vuestras hechas en hermosos paisajes y con vuestros pies en primer plano. Manual de estilo, sí señor. Ya sabéis, hablo de la típica foto playera en la una persona retrata el mundo Dios mediante sus pies. Las echo de menos, quedaban muy lucidas. O esas  otras en las que llevabais algún objeto around de world, un peluche, el rosario de vuestra madre o algo que os había dado algún sobrino para que os hicierais fotos de lo más hermosas allá por doquier; o las fotos  de paparotas, muy comentadas allá por Biafra; o las de sentidos reencuentros familiares en las que en las sombras destellan el filo de las navajas; o esos impagables memes en los que dais gracias a Dios, a la Virgen o al santo de vuestra devoción por haber superado una mala enfermedad en vez de dársela a la sanidad pública que os queda más a mano… No sé, echo de menos ver este tipo de fotos, echo de menos la eclosión de la crisálida, echo de menos los aplausos en los balcones. Claro que, a lo peor tengo yo la culpa. Sí, porque tengo que reconocer que hay días que me levanto nazi, estalinista o bucanero y me pongo a fumigar el Caralibro sin compasión, y claro, pasado el arrebato os echo de menos, amebas de mis entretelas. Ahora estoy en la duda. No sé qué será peor, si ver todo lo anteriormente descrito o abrir el Caralibro y encontrarte con la pandilla habitual de educaditos dándote los buenos días, las buenas noches o las buenas algo. No sé. Por si acaso, y como hace mucho tiempo que no lo hago, tengo que acordarme de hacer una foto la próxima vez que vaya a la playa de mis picassianos pies. Porque, como bien decía Forrest, tonto es el que hace tonterías. Y a mí, a chorras, no me gana ni everybody.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

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