Mantienen los
sastrecillos valientes de casino, que si Félix Rodríguez de la Fuente levantara
la cabeza dedicaría un programa al estudio del madrileño como animal ibérico
por antonomasia.
Yo, que soy del club,
que hago un traje y pongo apodo al primero que pasa, ya me estoy imaginando
como podría comenzar Félix su programa sobre dicha fauna.
“El madrileño es un
animal de aluvión llegado de todos los lugares de la piel de toro, para repoblar
ese enorme secarral al que luego dieron por llamar Madrid. Pasa gran parte del
año en cautividad, pero en cuanto tiene dos días libres, se desplaza. Cualquier
sitio le es propicio, lo importante es molestar. Se distinguen fácilmente entre
los demás turistas por ser lo más vocingleros, maleducados y marisabidillos. Porque,
ellos son de la capital y tú no. Tú, en
el mejor de los casos, no eres más que un vulgar provinciano o un cateto
pueblerino. De ahí no pasas. No obstante, ser creído, engolado y bicho más que
sobrado, ignora que su presencia provoca risa cuando no directamente lástima. En
Galicia, los aborígenes, conocen al madrileño común por el nombre de “fodechincho”,
y los consideran tan invasores y depredadores como los eucaliptos que San Fray
Rosendo Salvado se trajo de Australia cuando mejor hubiera sido los metiera por
el culo.
En definitiva,
amiguitas y amiguitos, llegados aquí, cabría preguntarse si son o no son los
madrileños una plaga más de la que hablaban los periodistas de la Biblia. Sobre
todo, teniendo en cuenta que en Galicia cada vez consideran al madrileño dañino
como una plaga de langostas”.
Pero como en todas
partes cuecen habas, cuando el común de los gallegos se desplaza a Portugal
suele adoptar el mismo vulgar comportamiento de los “fodechinchos” mesetarios
que los visitaron a ellos.
Así que, por lo que se
ve, “fodechinchos” haylos en todas
partes y casino en cualquier aldea.
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