Salía el otro día de la abarrotada playa de
Mera, cuando escuché la conversación que mantenía una pareja.
— ¿Y por qué todos estos —decía una mujer
refiriéndose a los mesetarios o “fodechinchos” como se les llama aquí— no se
irán a Benidorm?
Contestó el hombre que la acompañaba:
— Convive,
Maricarmen, convive.
Como es natural,
recordé del chiste de Luis Dávila que acababa de ver esa misma mañana y que tan
bien definía nuestro carácter. Porque los gallegos, por un lado somos
combativos y reivindicativos; y por el otro, mansos a más no poder.
Luis Dávila, evidentemente, es un genio.
Alguien capaz de resumir en una viñeta nuestro
carácter, por fuerza, debe serlo. Aunque, también es verdad que los gallegos,
somos muy parecidos a los demás. Por un lado, complacientes; por el otro,
protestones.
Y, claro, ya puestos en
berenjenales, empecé a comprender a la turista inglesa que fue a Benidorm y se
quejó de la cantidad de españoles que había en su hotel. No me extraña.
Empaticé con ella al recordar que a mí me pasa lo mismo cada vez que voy a
Londres. Pues, no hay viaje que no me queje de la cantidad de ingleses que allí
hay. Y siempre me pregunto lo mismo: ¡por qué no se irán todos estos a
Benidorm! Pajaritos por aquí, pajaritos
por allí…
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