Con respecto a Isabel
Díaz Ayuso —IDA— manejo dos teorías y
una posibilidad. La primera teoría, es que nunca nadie hizo mejor uso de su
acrónimo. Lo parece en grado extremo, IDA. La segunda teoría, sin embargo,
incide más en el lado tontuno del personaje, porque si no es loca por las cosas que hace debe serlo por
las tontunas que dice.
Y mira que el listón
estaba alto en la comunidad madrileña, que si Esperanza Aguirre, que si el filón
de mamandurrios apandadores que acompañaba a tan preclara marquesa, que si una cleptómana… Pues nada, fue llegar
la mozuela IDA de rebote a la poltrona y dejar a los anteriores a la altura
del betún en diciendo tonterías.
También existe la
posibilidad de que IDA en algunas ocasiones diga la verdad: que se llama Isabel
Díaz Ayuso, que es madrileña y que es presidenta in pectore de su corrala. Esas
tres cosas se dan por verdaderas. Porque, para todo lo demás, o miente como una
bellaca o como una loca. A elegir: abierto queda el debate. En todo caso, IDA
es un fenómeno de la comunicación: yo le veo un futuro prometedor como monologuista
en El Club de la Comedia. Mimbres no le faltan a la pepera, pirada-presidenta.
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