Buscar este blog

viernes, 2 de noviembre de 2018

Los 15 minutos de Enrique Tenreiro.


https://www.youtube.com/watch?v=Qfia0yI8vIE


Recién llegado de Roma, con la Capilla Sixtina todavía instalada en la retina, y recordando la anécdota que Adriano VI, Papa de Roma y alemán, protagonizó sobre ella al tildarla de “Una sala de baños llena de desnudos”, para a continuación proponer reformarla, soy consciente más que nunca de que los dislates se producen en cualquier parte y a lo largo de los tiempos. Unas veces por el propio criterio de uno, en otras ocasiones por afán de protagonismo y siempre con falta de rigor, algunas personas dicen cosas o toman decisiones sin pararse siquiera a pensar. Parece que todo pudiera valer. Sobre todo si se consigue el objetivo. De repente, pasas de ser un completo desconocido a figurar en los anales de la historia, aunque esta sea mínima. Da igual que esa historia tenga el valor que Andy Warhol atribuía a las historias de la fama que duraba 15 minutos. Porque, en todo caso, ya la has conseguido: Ya eres  famoso. Enhorabuena, Enrique Tenreiro. Has conseguido salir en toda la prensa, en todas las cadenas de televisión y que se hable de ti por todos los diales de España. No se te puede reprochar que hayas dicho, o propuesto, una gilipollez al igual que  hizo Adriano VI, ex Papa de Roma y alemán, cuando calificó a la Capilla Sixtina poco menos que de lupanar. Tampoco. Además, se constata que los políticos habituales de la derecha española superan a menudo semejantes records sin que a nadie parezca importarle una higa las imbecilidades que dicen. Lo que se te podría reprochar, en todo caso, es que hubieras preparado poco el momento posterior y no dotarlo de mayor solemnidad. No sé, algo así como lo que dijo el astronauta Amstrong al pisar la luna por primera vez: “Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad. Grandioso, ¿no? Pues algo así, impactante. Algo de lo que después puedas presumir por esos baretos. ¿Y oíste cuándo dije…? Bu, neno. Seguro que apabullabas.  Nivelón el tuyo. Sin embargo…, tengo que decírtelo: esa parte no te la “curraste” demasiado. Porque, sinceramente, muy bien lo de la palomita, qué guay; cojonudo lo de “`por la libertad y por la reconciliación de todos los españoles”. Chachi, chachi. Mejor imposible. Pero añadir después del de todos los españoles un No tengo nada contra Franco parece excesivo, ¿no? En todo caso, poco apropiado. Yo, al menos, al no tener nada contra Franco lo tengo por excesivo, y que conste que yo no soy de esos que van por ahí haciendo pintadas ni diciendo baladronadas obvias. No. Los excesos me gustan más bien de otro tipo. Eso sí, considero que contemporizar con Franco es excesivo. Pero como al final de los túneles siempre está la luz que explica las cosas, esta mañana ojeando La Voz de Galicia (El Mentireiro al decir de mi estilista Rumbo) me enteré de que un día te presentaste en una redacción de ese periódico diciendo que ibas a llevar una de tus obras al punto más alto de Galicia (Peña Trevinca).
   Evidentemente, amigo Enrique Tenreiro, a ti y a mí nos deben de separar 2.127 metros de altura, la altura de Peña Trevinca, porque mira que decir que no tienes nada contra Franco… ¡Carallo!, parecen palabras mayores. En todo caso, te doy la enhorabuena. Has coronado la cima, has conseguido el objetivo y ya eres conocido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario