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miércoles, 21 de noviembre de 2018

La boda de Marta&Torreta, booker de modelos (bu, neno) 2.


(Fue entonces cuando)
… Flora, la esposa de Amancio y madre del Pondio que se casaba se sentó a mí lado y me presentó al florista y al fotógrafo del evento. Thierry Boutemy, que así se llamaba el florista contratado por Flora resultó ser belga, como los bombones, y cuando pregunté por qué habían contratado a uno tan del extranjero me dijeron que las floristerías de la Coru habían cerrado ese día. Sin embargo, cuando vi al fotógrafo me levanté y efusivo por la ingesta exagerada  de cubatas de Licor 43, lo saludé con desparpajo: “Hello, Pidrito” “Diría que me confundes, yo soy Peter Lindberg”. La verdad, quedé más tranquilo. Ya me parecía a mí que ni siquiera mi amigo Pidrito Puig, director de fotografía en El Ideal Gallego, era capaz de envejecer 20 años desde la última vez que lo había visto. Aunque, con  Pidrito nunca se sabe. Si se pone… Otra verdad es que quedé sorprendido al ver al tal Pidrito Lindberg, yo creía que Amancio, mi amigo, había impuesto su criterio y que habían contratado a mí hija, Gloria López, fotógrafa eminente, multi-premiada y nacida en La Coru, pero se ve que no, que alguien debió pensar lo contrario. En fin, pelillos a la mar. Hay que comprenderlo, hacer BBC (bodas, bautizos y comuniones) está considerado por algunos de estos profesionales como trabajo menor. Claro que, sabiendo que las opiniones son como el culo: todo el mundo tiene, estaremos en condiciones de disculpar a los que hablan de lo que no saben. Al fin y al cabo, el que tiene culo tiene boca, por lo tanto se equivoca. Superado el disgusto de no ver a mi hija me concentré en otros pormenores. Más concretamente, en los invitados. Muy menores, clasista que es uno. Creo que ya hablé aquí del pijo, modelo Hípica año 66, que apareció con coleta robándole protagonismo al coleta protagonista, a Torretta jr. Novio y booker de modelos (mi men. Bu, neno). ¡Olé, con un par, que se jodan los influencers! Hablo de ese que comparte apellido con un periodista carcamal que lleva toda la vida dando la murga, siempre en el machito. Ese del que hablo, el local, fue invitado por el turno familiar. Por tanto, casi que no cuenta. En todas las familias suceden cosas. También me fijé en los otros, en la clac que se trajeron de fuera. Figurantes pagados con derecho a frase. Había de todo, como en botica. Actores de medio pelo, aristócratas de ringorrango que viven de las revistas del corazón y un par de intelectuales desubicados haciendo acopio de fiambreras al igual que yo. No vino, al menos yo no lo vi, Antonio Resines. ¡Lástima! Quería preguntarle por el método introspectivo que utiliza para componer sus personajes. El de jamonero lo borda. Tampoco vino el Rey, ni la esposa del Rey, ni ninguna hermana del Rey, ni prima, ni primo, ni cuñado ni na  de na. Ni siquiera alquilaron a Marichalar para hacer lo que mejor se le da, de pongo. Urdangarín por su parte, y siendo emprendedor como es, envió un telegrama excusando su ausencia por encontrarse preso en otros quehaceres. Y así, lentamente fue como cayó el telón en el Náutico del primer acto de la boda de Marta y Torretta. Aunque, todavía quedaba lo mejor: el despiporre y el bailongo. La noche prometía. Casas Novas esperaba. Y todos juntos, en amor y compañía, nos subimos al autobús que hasta allí nos llevaba cantado “que buenos son los cuerpos represivos, que buenos son que nos llevan de excursión”. Para mí que con tanto condumio y con tanta ingesta de cubata de Licor 43 se me está empezando a ir  la olla. Claro que, lo de aquello que rima con olla, a buen entendedor  sobran las palabras, no digo ni mu. Como decía Amancio cuando todavía nos deleitaba por esas canchas de fútbol, ¡Amancio, qué gran futbolista!: lo que pasa en los retretes se queda en los retretes. Palabra de Amancio, te alabamos Germán.


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