Buscar este blog

domingo, 11 de noviembre de 2018

Viajar está sobrevalorado.



    “Pues a mí me parece una ciudad muy sobrevalorada”. Quién así hablaba lo hacía de Roma. Sinceramente, no me lo podía creer. ¿Aquella conocida, que había estado por primera vez en Roma una semana después que yo, estaba calificando a la hermosa Roma de ciudad sobrevalorada? Ya son ganas de llamar la atención, pensé. E inmediatamente me acordé de aquella otra imbécil, conocida y tratada en tiempos, que aseguraba: “La Coruña es la ciudad más bonita del mundo”, y que cuando le preguntabas en cuántas ciudades había estado para hacer semejante aseveración te respondía que en ninguna.
   En fin, la ignorancia produce desparpajo y éste cursa con hemorragia de palabras  e imbecilidades sin fin.
   Claro que, la conocida  que aseguraba que Roma era una ciudad sobrevalorada, daba la impresión de que había estado allí, pero que no había andado por allí. No había ido a ningún lado, y para mayor comodidad se había desplazado en transporte público por la ciudad. En definitiva, no había caminado. Se había limitado a comportarse como un turista, modelo ameba, de esos que cogen el autobús turístico y juzgan lo que ven desde la perspectiva que da estar a tres metros de altura.
   Reitero, cosas de la comodidad. Visiones de turista, y otra forma de practicar la crítica irrelevante por ociosa. En fin, prácticas de cenutrio que con la compra del billete de avión y el pago de la reserva del hotel cree tener incluido la visita a la ciudad por ósmosis, y se levanta a las 12 sin aceptar el gratificante y trabajoso quehacer que tiene por delante cualquier turista que disfrute de su pedestre condición.
   Este tipo de turista, el cómodo y absurdo, a menudo hace viajes y pondera cosas de las que apenas sabe nada. Tampoco se toma la molestia de informarse previamente. ¡Para  qué si después me olvido! Un par de tópicos por aquí, unos estereotipos y ya tenemos organizado un viaje. Gracias a google maps no nos perdemos, gracias a TripAdvisor encontramos casas de comidas  acordes con nuestros gustos y gracias a las redes sociales nuestras amistades comprueban lo chachis que somos. Es el difícil trabajo de ser turista.
   Y claro, lo peor para mis oídos todavía no había llegado. Aún no lo había escuchado todo. Porque, a continuación, mi conocida se embaló y pasó del Roma es una ciudad sobrevalorada, cosa ésta que interpreté, como decía, con un “ya son ganas de llamar la atención”, a loarme lo muchísimo que le había gustado la ciudad de Verona, donde también había estado anteriormene. La tierra  de Romeo y Julieta, la ciudad del amor. “Verona es  maravillosa, respira amor”, aseguró mi odiosa conocida. Y otra  vez tuve la certeza de encontrarme ante alguien equivocado. Alguien entregado al consumismo de clichés elementales porque, ¿sabrá esta señorita que Romeo y Julieta fue una historia de amor que duró día y medio y que dejó cinco muertos?
   Así que, ya sabéis, hacer caso a mi conocida y no vayáis a Roma, por ser ésta una ciudad sobrevalorada, ni tampoco a Verona si no queréis correr el riesgo de enamoraros y ser apiolados.
   Es más, mejor no salgáis de casa. Total, para qué, para subirte a un bus turístico siempre puedes coger  el Bus Circular de tu ciudad, darle una vuelta y saciar tus ansias de aventura.
  


No hay comentarios:

Publicar un comentario