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miércoles, 1 de abril de 2020

Mi amigo Maxha.


Ayer hice un Skype con mi amigo Maxha, uno que está empleado de  rey  en Tailandia, me contó que con esto del confinamiento estaba más aburrido que un hongo, que tenía poca confianza con el séquito que lo amenizaba, “me llaman Rama X como si fuera un superhéroe, no te digo más”, y acabó cuasi implorándome si podía ir a hacerle un poco de compañía. “Y dónde estás”, le pregunté. “Pues, por aquí, por los Alpes, cantando tirolesas” Quedé compungido, soy un tipo de esos de los que gustan echar una mano a un amigo, máxime si está necesitado, pero en este caso no iba a poder ser. Lástima, ¡mecachis! Barruntaba qué decirle, cuando él leyéndome el pensamiento se me adelantó: “por cierto, que no te dije, que me traje del pueblo —se refería a Tailandia—  a 20 de mis concubinas, las de mejor ver, y como buen republicano que soy debes de saber que además de estar  a mi disposición no tendría inconveniente alguno en cedértelas en usufructo mientras estuvieses o estuvieras aquí, caso que aceptes, claro” ¡Cáspita! ¿Veinte?, uno no recibe una oferta así todos los días, tipo El Padrino, de las que no se pueden rechazar, y además por veintiplicado. ¡Menudo abarrote! Pero, soy gallego, hombre  cauto que no gusta de  líos, le pregunté: “Vale, pero una cosita, amigo Maxha: ¿y con las propias qué hiciste, dónde las dejaste” Porque, no sé lo dije antes, pero el colega tiene cuatro esposas y yo cero ganas de follones; además, hombre precavido vale por dos, ¿o no? “Tranqui, nota —me contestó— las dejé en keli,1 bastante curro tienen paseándome a los chukeles2” Comprobé que el Maxha dominaba el tema, no se había olvidado del cursillo que le habíamos dado mi peña del barrio de Monte Alto y yo el día que lo llevamos a ponerse ciego a bígaros. Qué día; fue tan espectacular que de postre le regalamos un dedal de oro, del cagó el moro (uno que pasa costo culero) y un diccionario básico de Koruño. Se lo zampó todo. ¡Mecagoenlacona, que hambre atrasada nos traía el muy chinorri! Y ahora, aquí me veis, en los Alpes, sufriendo; pues, no va mi colega Maxha y me envia un avión medicalizado, como si yo fuese un vulgar presidente de una ciudad africana, para el desplazamiento. Así que, cómo para negarme, rechazar la invitación o hacerle el feo. También pesó en la decisión de venir el recordar que en su pueblo a los que le faltan al respeto los meten 15 años en la cárcel. Y eso sí que no, no es plan. No están las cosas como para andar corriendo esos riesgos. Máxime si con un mes ya me veo más que reventado. Así que, como buen precavido, prefiero pasearlo vestidito con su sombrerito de cow boy y su chupa de sanguijuelas (lentejuelas). 
1.      Keli. Casa. (Fuente: Diccionario Básico de Koruño).
2.      Chukel. Perro. (Fuente:  melliza de la de arriba).


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