Dicen que no es momento
de reproches, que es tiempo de estar unidos. Dicen que es tiempo de
improvisaciones, que lo que sucede ha cogido con el paso cambiado a todo el
mundo. Dicen que es tiempo de tribulación, pero que saldremos de esta. Dicen, y
nos lo dicen nuestros dirigentes. Unos con más acierto y otros con menos, pero
todos andan diciendo. Y todos tienen razón, y ninguno la verdad revelada, que
eso no existe. A pesar de algunos, que también dicen, que también proclaman y
que también lanzan soflamas al público. A ver si pescan. A río revuelto, ya se
sabe, ganancia de pescadores. Y ahí, precisamente ahí, es donde parecen estar
algunos, los de siempre, los políticos. De pesca. Compareciendo para no decir
nada, saltándose la cuarentena el uno, olvidándose de lo que hicieron (hace
bien poco) los otros, con la sanidad, con los servicios sociales, y practicando
todos filosofía barata y de ocasión. Los americanos que si los chinos, los
chinos que si los americanos y los rusos que si maroto el de la moto. Un no
parar. Todos dando la tabarra, especulando. Todos haciéndose chúrchiles de todo
a cien, de chino, y todos cursando primero de estadista. Y nosotros, como
buenos párvulos, cogiendo apuntes en casita, frente al televisor, con nuestras
tablets, colgados de los móviles, haciendo skypes, wasapeando como si no
hubiera un mañana, dedicados a la broma, al meme, sticker, proclamando lo
muchísimo que nos aburrimos, presumiendo de las veces que hemos paseado al
perro, de la veces que hemos ido a la compra y de la barbaridad de hambre que
tenemos. El índice “simpático que te cagas” cotiza al alza en esta bolsa de
despropósitos. Y va una semana, señoras y señores, niñas y niños, atribulados
todos, y el presi ya ha vuelto a salir a no decir nada; y el miércoles, al parecer,
al rey, el hijo del emérito campechano, lo sacan otra vez en la tele a decir que él también está confitado, digo
confinado, pero que trabaja sin parar, con guantes y mascarilla, y que
disculpen, pero que echa tanto de menos hacerse fotos y leer discursos, que de
la ansiedad le ha salido un golondrino en la sobaquina que lo tiene preocupado.
Por cierto, lo de que el Torra y la Ayuso se vayan a casar es un fake (que
dicen los/as, la madre que nos parió a todos, bilingües). El Papa no les ha
dado la dispensa. Argumenta que los hijos les saldrían tontos y que con ellos
el cupo ya desborda.
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