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lunes, 31 de diciembre de 2018

Feliz 2019 por un viejo cascarrabias.


Las uvas no me las zampo, me las bebo, la ropa interior roja no la pondré porque no la tengo y el chocolate con churros de madrugada no lo tomaré porque no sé comer y dormir al mismo tiempo. Soy un tío bastante limitado, lo reconozco.
Pese a tanto infortunio, hoy es el día del borracho aficionado, el día en que se quedan en casa los juerguistas profesionales
Y es que, las calles serán tomadas al asalto por los novatos. Seamos, pues, indulgentes y hagamos sitio. Se sacrificarán y lucirán sus carnes trémulas de frío por doquier. Los chicos se enfundarán en trajes heredados o comprados para la ocasión en algún baratillo, trajes que les irán cortos de la sisa y largos del canesú, mientras que las chicas escogerán vestidos encogidos para tan solemne acto, y así todos juntos con el maquillaje corrido de ellas y la camisa desharrapada de ellos, parecerán zombis a la hora de regresar a casa.
Mañana será año nuevo, Dios mediante. Día de San Manuel, patrón de todos los cocidos. Comenzará un nuevo año en el que, nuevamente, naufragarán los buenos propósitos.
2018 ya es agua pasada, y como el agua pasada no mueve el molino, pronto aparecerá la cuesta de enero, el carnaval y la Semana Santa para seguir con la francachela. La vida continuará y todo seguirá igual, seguro. A unos les irá bien, a otros mal y a la mayoría le irá como siempre. Y Deo gracias porque la cosa siempre puede ir peor. Porque, si te mueres la cosa parece irremediable. Totalmente, vamos. No podrás pedir el libro de reclamaciones y protestar diciendo que no es justo. Que tú, que cumpliste con tu parte, que cumpliste con todas las tradiciones, que te tomaste las 12 uvas y que hasta te pusiste gayumbos rojos, te sientes estafado. Te prometieron un año dichoso y próspero a más no poder si hacías todo lo mandado, y vas y te mueres. ¡Qué ganas de fastidiar, coño! Con lo mal que me venía a mí morirme este año. No sé, pero esto de cumplir con los rituales y hacer caso de las profecías, se antoja cosa de novatos, de esos que se ponen trajes cortos de mangas, largos de tontería  y que todavía son impúberes de la sesera.
Pero, celebrémoslo. El mundo hoy es una gran fiesta repleta de personas entregadas a la práctica de la filosofía Forrest Gump, empeñados en demostrar que: tonto es que hace tonterías.
Aunque, ahora que lo pienso bien, si sólo fuera hoy.
Lo dicho, Feliz 2019 y que no decaiga.



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