Pronto comenzarán los
prolegómenos del lanzamiento de mí nueva novela. Mi hija, como siempre, hará la
foto de portada, mientras que para la contraportada (debajo de la reseña
biográfica ad hoc que suelo poner) la foto elegida saldrá de algún viaje. En
todo caso, puede. A estas alturas todavía no tengo nada decidido de forma
definitiva. Y en enero, con la coletilla Dios mediante incluida, saldrá a la venta
en Amazon mi nuevo trabajo literario.
La novela se titula El caso Abelenda, y pese a utilizar los
mismos personajes (y muchos nuevos más) que la precedente, Alambique, 28, la novela actual ni es una continuación de la
anterior ni tampoco tiene ínfulas de llegar a trilogía. Simplemente: es otra
novela, autónoma y, como siempre, escrita para ser leída del tirón; y si en la primera vacié el argumento hasta la
exageración, como demostración de que una novela la puede escribir cualquiera,
aunque no tenga nada que contar y que para ello utilizara el método del
pespunte como ilación de lo prescindible, en esta nueva novela se respeta el
orden cronológico de la historia y los enlaces hacen que el conjunto sea
armónico, que el tempo sea ortodoxo y
que, en definitiva, la historia sea todavía de más fácil lectura.
En esta nueva entrega,
Faustino Abelenda, después de pasarse toda la vida sin dar un palo al agua, cae
en la moda de los emprendedores y se decide a urbanizar una de sus fincas. Pero
las cosas no salen como eran de prever o, en todo caso, como él esperaba. Y así,
por primera vez en su vida es presa del insomnio y la ansiedad se instala en su
vida a causa de los problemas que
amontona. Para aliviarse, comienza a ir a una piscina y es allí donde conoce a
Amalio Noriega, un mega millonario de la construcción y uno de los hombres más
ricos del mundo que le propone un quid pro quo (tú me ayudas, yo te ayudo). Es así
como…
La novela, El caso Abelenda, terminada hace casi un año y durmiendo el
sueño de los justos en forma de bit en mi ordenador, se publicará, D. m, en enero
en Amazon. Sólo falta que mi fotógrafa
de cabecera, hija y sufridora, Gloria López, encuentre tiempo y
realice el gran trabajo al que me tiene acostumbrado para que El caso Abelenda sólo sea parte de
nuestro pasado común.
Como colofón de este
post quisiera daros las gracias a todas/os, y desearos que tengáis unas Felices
Fiestas y un próspero 2019.
Salud.
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