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miércoles, 29 de julio de 2020

Pitagoreando.


Me informa Google que el gallego Javier Barral Lijó logró el pasado domingo la impresionante hazaña de batir el récord español de memorización de decimales del número pi, con unos impresionantes 15.469 dígitos que recitó ante una cámara durante dos horas y media.

Por tanto, y esto ya no lo dice Google sino yo, se confirma lo que decía Rafael  Moreno Sánchez “Lagartijo”, hombre vestido de luces y lumbrera ocasional: “Hay gente pa tó”.

Efectivamente, porque mira que se pueden hacer y memorizar cosas. El catálogo se antoja más infinito que el de los decimales del tal pi.  Pero…

Sin embargo, conviene matizar: el récord sólo es válido en España. O sea, os aclaro por si andáis dudando: hay alguien por ahí  fuera que todavía memoriza más.

Y más, y más y mucho, muchísimo más.

Como es natural recordé aquel cuento de Borges de título ilustrativo “Funes el memorioso”, y me pregunté si Barral no sería Funes. Para salir de dudas, se lo pregunté a Google —no haber empezado, coño, que se me dispara el magín—, y  ante  mi asombro Alexia, o como se llame la pava que contesta, quedó muda. Volví a insistir poniendo énfasis en los diptongos y Alexia en evidente estado de gracia decidió salirse por la tangente:

¿Quieres que te cuente un chiste?

Pues eso, me hago un Alexia o copio y pego por utilizar su terminología, y digo que no me había reído tanto desde el día que me enteré de que el Emérito de la España de los españoles tenía UNA máquina de contar billetes. ¿UNA?, Emérito, por favor, modernízate, llama a Barral, quédate con los decimales y devuelve lo demás. Hazlo por el rosario de tu madre, pi…llastre. 

martes, 28 de julio de 2020

Lannister y Borbones.


Si por algo destacaba la serie Juego de Tronos era por sus escenas de sexo, por el desparpajo con el que los guionistas mataban a los personajes y por la divisa extraoficial de una de las familias de ringorrango, los Lannister. Aquella que rezaba: “Un Lannister siempre paga sus deudas”.

Fue un éxito, un fenómeno sociológico; pero después de una última temporada mediocre y un último capítulo lamentable, se murió. Pese a todo, no os preocupéis lo adictos, todo llegará, llegará tiempo de secuela, de precuela y madre que los parió.

Pues, oye, qué casualidad, con los Borbones, otra dinastía feudal que los españoles importaron en el siglo XVIII de las francias más francesas pasa lo mismo pero al revés. También hay sexo a mansalva; eso incluye cuernos, amantes e hijos ilegítimos a tutiplén; también se mueren los personajes, tiros, veneno, de forma  accidentalmente accidentada; pero al contrario que sus homónimos de la ficción, ellos nunca pagan sus deudas. Es más lo tienen por divisa campechana: “Los Borbones nunca pagamos nuestras deudas, coño. Se sienten”.

Y hacen bien, porque según la vigente legislación española, los Borbones no están sometidos a las leyes terrenales sino a las divinas. De facto pueden hacer lo que les salga de los cataplines. Tal magnanimidad la consiguieron sin siquiera ser originarios de la española España.

Por tanto, hay que sufrirlos de la misma manera que sufrimos a la almorrana llamada  Agencia Tributaria, y por mucho que nos dé dentera verlos restaurados por tercera vez a cuenta de los mismos infames que después desprecian a los inmigrantes y después los importan como reyes. Y todo gracias al gracioso general ferrolano, al exageradísimo carnicerito.

Pero como el tocino alimenta más que la velocidad, los socialistas de pesebre que nos gobiernan muestran su apoyo a gente de ínfulas tan feudales sin siquiera deshojar un solo pétalo de su capullo. Defienden la institución y a tan ilustres  invasores, y convierten al jefe de la tribu en inviolable. Consienten y amparan que esta monarquía de inmigrantes haga de atrezo del Estado y okupe la más alta jefatura del Estado. ¡Viva Francia!

A cambio, los Borbones agradecidos se hacen fotos, balbucean discursos escritos por los amanuenses de guardia y reparten estampitas a diestro y siniestro entre  sus fieles.

Es así, y si no me crees,  te exhorto a que lo compruebes por ti mismo. Te darás cuenta, a poco que pienses, que esta serie, los Borbones, serie en la que nunca hubo capítulo bueno, ahora es lamentable, anacrónica y cara, propia de esta España de carotas que padecemos.

 

 

lunes, 27 de julio de 2020

Las flechas del amor.


Imagino que habréis leído o hablado de lo que le está pasando a emérito, y que por consiguiente sabéis de que lo acusan, ¿de qué lo acusan?, aunque creo que es “de nada”, y que como eso todavía no está tipificado en el Código Penal, pues no pasará nada. Todo se quedará en libelo, según las autoproclamadas buenas gentes defensoras del inviolable follador. Así que, emérito es bueno y campechano y hombre que tanto antes cuando era rey o después cuando llegó emérito, se puso en tu lugar y robó por ti. ¿Qué más se le puede pedir a personaje tan principal? Se sacrifica y roba por España. Una Grande y Libre. Qué pasa, ¿tú no lo harías? ¿No robarías si España te lo consintiese? Porque, yo sí. Tengo vocación de servicio. No es por presumir, pero a mí lado Alí Babá  de aprendiz no pasaría. Pero, lo tengo que decir, a mí más que lo de mangar lo que me habría gustado es haber sido novio de Emérito. ¡Cáspita, que no! Lo iba a tener como un jaspe, con su  bandera del Japón en el culo. Además, tampoco me habría venido mal jubilarme con el famoso Plan de Pensiones La Zarzuela. De alto rendimiento. Con su tanto por ciento por felación interanual y todo. No le falta de nada. Incluso te regalan una máquina de contar billetes. Pero, genuflexiones aparte, lo que queda meridiano es la gran empatía que siente Emérito, y que comparto al cien por cien, por las cachondas sean las usufructuarias rubias, morenas o pelirrojas. Discriminación no, gracias. No me extraña que el vulgo que comparte su afición lo admire y lo premie, y que consienta que cada vez que toque el Euromillones en Españistán sea él el agraciado. Merecido, que digo merecido, ¡merecidísimo lo tiene! Qué suerte tenemos de gozar de emérito tan suertudo, y de que el muy Bribón disponga de una Fortuna de mil pares de eslora. Sin embargo, lo que no sabéis, y yo os voy a contar, es quién está detrás de todos los infundios que la canallesca de la prensa difunde contra él: Cupido. Tal como os lo digo, Cupido. El dios del amor no soporta a don emérito y se defiende acusándolo ante el Tribunal de la Competencia de disparar flechas del amor cargadas de millones de euros con la banderita de Españistán de adorno y de competencia desleal.

 

 

miércoles, 22 de julio de 2020

Con dos dedos de frente por bandera.


Es incomprensible el odio visceral que suscita Pablo Iglesias entre alguna gente. Tampoco es comprensible que porque sí se le llame sinvergüenzas a los miembros del gobierno y que en el mismo párrafo se defienda al señor Emérito con pasión. Al parecer, entre los que practican el desbarre se ha puesto de moda la irrealidad. Porque, o es eso o es que viven en un mundo paralelo.

Porque, vamos a ver, aclaradme: ¿al Coletas lo acusan de algo? ¿Entonces, a cuento de qué viene tanto desbarre?

Alabar a Emérito cuando se sabe que ha cobrado, o que le han pagado, que es lo mismo, comisiones de forma ilícita e ilegal y que encima ha cometido delito fiscal continuado al llevarse el dinero a paraísos fiscales, a alguna gente, por lo que se ve, le parece de lo más normal.

(Ojo, y no hablo ni juzgo el comportamiento personal de Emérito ni el papelón de su Irreal familia compartiendo actos, viajes y mandangas con sus queridas y con los niños de Campechano cantando  palmas, palmitas que viene papá, que ellos sabrán.)

Pues, todo lo anterior, lo de alabar al Emérito, el disculparlo y al tiempo odiar visceralmente a Pablo Iglesias e insultar a diestro y siniestro a todo quisqui que no piense como ellos, es a lo que se dedica la folclórica España aficionada a la vida en blanco y negro.

Quizá si le pusieran subtítulos a esta película chusca que sufrimos algunos la entenderían porque con las imágenes que ven el magín no les alcanza para tamaño esfuerzo; y que conste que lo digo en la presunción de que los insultadores supieran leer. Cosa, por lo que se ve, harto dudosa.

Claro que una cosa es saber y otra bien distinta entender. Mientras tanto: “Emérito, bueno; Coletas, cabrón” 

¿Por qué? Porque lo dicen ellos y punto pelota.

 

lunes, 20 de julio de 2020

Emérito del estraperlo


En su todavía época de rey, el que después sería proclamado Emérito de Campechano practicaba el estraperlo por valija diplomática por los aeropuertos de España. Importaba, según nos cuentan ahora los antes mudos periodistas, billetes a mansalva para los gastos personales de su irreal familia. Lo hacía desde su condición de inviolable y gozando de la connivencia de las más altas autoridades del Estado español.

Actualmente, descubierto el pastel, nadie sabe qué hacer con personaje tan casquivano. No saben si despojarle del título de Emérito, si exiliarlo con las mama chichos o si confinarlo en una finca en el Caribe a la espera de que  le dé un parraque.

Pero, lo importante sigue sin ser dilucidado. El PSOE, ése partido republicano, se opone sistemáticamente a cualquier investigación que afecte a la monarquía, y los gobiernos de España, todos los que hasta ahora nos han desgobernado, siguen dando cobertura a la Institución más inútil de España. Del PP mejor ni hablar, total para qué, de Cayetanas, marquesas de la Genuflexión,  anda el país a rebosar.

Sin embargo, convendría preguntarse algunas cosas:

Primero, ¿por qué ahora, si ya se sabía antes? ¿Por qué son los periodistas y los periódicos más mendaces, los supuestamente más "fachas", los que más mueven el asunto? Y la pregunta madre de todas las preguntas, ¿a quién habrá pisado los callos Emérito para que los mismos desaprensivos que antes lo lisonjeaban ahora arremetan furibundos contra él?

Porque, reitero, lo que ahora sale con luz y taquígrafos, se sabía antes. Es más, se saben cosas peores sobre las que nuestras autoridades incompetentes han preferido correr un tupido velo. 

Por ejemplo, el asunto 23 F. 

Resumiendo, el Caso Emérito va para largo. Lo único que tengo claro de toda esta historieta es que la campaña Oídos Sordos se ha puesto en marcha. Consiste básicamente en lo de siempre. Se resume con unas pocas frases: “yo no sabía nada”, “no recuerdo nada” “no me consta”. Aquí nunca nadie sabe, ni le consta nada.

Lo vimos con la hija pequeña de Emérito, la casada con Urdangarín, que de la otra Idiota y Mantenida de España mejor ni hablar, cuando dijo que no sabía nada como argumento defensivo y un galante fiscal  con la inestimable ayuda de la Agencia Tributaria la libraron de la cárcel; o con su hijo, el actual Rey, don Preparado, que renuncia a una herencia antes de tiempo, en un acto que después los muditos de la prensa propalaron hasta la extenuación como si tal cosa fuera relevante, posible o siquiera creíble. 

 

 

 

martes, 7 de julio de 2020

Okupas.


Os lo digo de verdad, si hay algo que no entiendo es la historia de los okupas. Menudos desparrames que tiene la legalidad.

A ver si lo he entendido:

¿Viene alguien, cambia la cerradura de tu puerta, se mete en tu casa y al invasor no eres capaz de echarlo ni aunque llames a los GEOS? ¿Es así o exagero?

Pero, ¡en qué mundo vivimos! ¿Qué milonga es ésa que nos venden basada, supuestamente, en el sacrosanto derecho a la propiedad privada, si a la hora de la verdad resulta que es mentira? Porque, por lo que se ve, el okupa tiene tantos derechos sobre tu casa como tú.

Como es natural me hice okupa y okupé mi casa a modo de entrenamiento.

Después llamé para quejarme al ayuntamiento, a la policía nacional, a la local, a la guardia civil, al presidente de la diputación, a la presidenta de la comunidad de propietarios, al de la Xunta y nadie me atendió, ellos también estaban ocupados.

Inasequible al desaliento envié más cartas denunciando mi caso al Defensor del Pueblo, al de aquí, al mesetario y al de Extremadura, por si acaso; al Ministro de Vivienda, al Presidente del Tribunal de Galicia, al del Supremo, al Presidente del Gobierno, al Presidente del Comité de Árbitros y al Presidente del Toisón de Oro. Lo mismo, ninguno contestó.

Desesperado traté de contactar con el rey y  me dijeron que había salido, que estaba haciendo la vuelta a España en Mercedes grabando la nueva temporada de Verano Azul. Me informaron que en la nueva versión hace de Chanquete y de que canta el No nos moverán con Letizia al acordeón y las niñas haciendo coros al tiempo que todos nos tocan los timbales.  

Y claro, como una vez  que finalizas la fase de becario de okupa quieres profesionalizarte y prosperar, okupé la casa del Rey. Total, a ellos que más les da si cuando vuelvan de hacerle el rodaje al Mercedes tienen pensado irse de vacaciones a la vuelta ciclista a Botsuana.

Así que, amiga, amigo, si quieres disfrutar de nuevas experiencias y vivir a cuerpo regalado, ya lo sabes: ¡hazte okupa!

Vivirás como un rey, nuestro Santo Patrón. El primigenio entre todos los Okupas.

 

 

 

lunes, 6 de julio de 2020

El rey pasmado.


El otro día me desperté con el antojo de ser rey. Pensé en los cuatro de la baraja, por aquello de inspirarme, y elegí al de copas como modelo de referencia. Al levantarme ya tenía mi nuevo rol interiorizado. Llamé presto al valet para que me ayudara a vestirme y no acudió nadie. Qué mal está el servicio, coño. Contrariado me enfundé en mis reales bermudas, me puse las sandalias, una camiseta y me tiré (así, para empezar) a la calle. Sin desayunar, a lo loco. Localicé el coche, un Seat Gipsy, le puse el banderín de mi Real Casa y arranqué. Cáspita, me dije redicho, hoy toca hacer turismo. Rescaté a Lady Parrochita de su almena de papeles y al grito de vamos por ahí, nos tiramos a la bartola. Pero como la cabra tira el monte, el Seat Gipsy con banderín nos llevó a las Tres Mil Viviendas, un barrio de las afueras. Maldito coche desclasado. Nos bajamos, claro. Saludamos a los aborígenes, así de lejos, para no molestar, nos hicimos unos selfis y nos metimos otra vez al buga. Una vez a bordo le dije a mi reina que  pusiera el aire acondicionado, y lo puso: agitó el abanico. Refrigerado por sus pestañas llegamos al restorán. A 40 grados la cascaban a la sombra. ¡Cojonudo! Una temperatura ideal para zamparse una de callos. Tomamos dos. Una cada uno, en modo dispendio, que para algo somos reyes, recarámbanos. Todavía regurgitando decidimos irnos a dormir la siesta a la sombra de los pinos. Despertamos a las 5 o`clock, sorbimos el té estirando el meñique como marcan los cánones y decidimos ir a una heladería. Lady Parrochita solicitó un tutti frutti y yo pedí un granizado de Octopussy a party. Cuando terminamos, con la miel todavía en los labios, retornamos al Gipsy. Pusimos proa a con la música a otra parte. Dejamos atrás a palmas y palmeros y regresamos a nuestra Real Casa, y creo que fue en ese momento cuando me di cuenta que no estaba preparado para tan alto cargo, que los títulos que me habían regalado no compensaban tamaño esfuerzo y tomé la decisión de hacerme Campechano. Fue por vuestra culpa, por vuestra real culpa. 

Si no me creéis, doy un golpe.

 

sábado, 4 de julio de 2020

4 de julio.

https://youtu.be/-dhYrcOqiNI

Hoy festividad de San Pueblerino el presidente Tram, de los Posos de toda la vida, convocó una fiestuqui para  agasajar a los paletos que lo votaron. Lo hizo en el monte Rushmore para enfadado de los indios. A su fiestuqui no invitó a su homólogo ruso Putón ni al chino que tienen en la China a los mandos del aparato y que atiende por el jugoso nombre de Chu Le Ton. También excusó su presencia el rey de Arabia Saudí  alegando que tenía clase de Chacinería y que no se la podía saltar. Primero es el trabajo y después la devoción. La clase “Como sacarle los menudillos a un periodista y que todo el mundo te ría la gracia” se antoja demasiado letal como para dejarla inconclusa. Tampoco acudió el nazi judío de Israel a la jarana. Argumentó que matar palestinos es un estrés que le deja poco tiempo para viajar de lo ocupado que está. Y de España, tampoco pudo ir nadie. Felipe Sexto, el continuador de la saga de los Camilos, no pudo porque el evento lo pilló haciendo la vuelta a España en Mercedes, y claro como va maillot amarillo, pues no era plan. Y el presidente de la ínsula Barataria todavía menos. “Bastante tiene con lo que tiene” dijo un filtrador enseñando, off the record, un envase clínico (500 pastillas para los no versados) de somníferos a los palanganeros presentes. Total, que una vez cabreados los indios, y cuando los paletos estuvieron bolingas de cervezas y tuvieron el bandullo lleno de hamburguesas, el presidente Tram, asombró una vez más a los presentes haciendo su famosa imitación de Chiquito de la Calzada. Cuentan que algunos se quedaron de piedra.

 

 


Votaré a...


En las próximas elecciones a la Xunta de Galicia votaré al BNG, y lo haré por  tres razones:

Primera, porque ya va siendo hora de que el futuro de los gallegos lo decidamos los gallegos y no los buenos colonos gallegos que son PP, PSOE, y demás partidos que se presentan, porque todos ellos dependen de las decisiones que toman sus dirigentes en Madrid.

Segunda, porque como no puede ser de otra manera, los que mejor conocemos los problemas y las soluciones que nuestro país, Galicia, necesita somos los gallegos, pero no el gallego que acepta su rol de buen colono y defiende las decisiones que toman en la capital del reino para nosotros, sino los que vivimos y trabajamos aquí y estamos orgullosos de nuestro país.

Y tercera, porque Galicia es una nación dotada de idioma e idiosincrasia propia, que cuenta con gente preparada capaz de sustituir con éxito a esos obedientes colonos que nos han gobernado toda la vida, sin llevarnos a ninguna  parte.

Por todo eso, y por mucho más, eu votarei BNG.

Xa abonda, chegou a hora de facer país, fagámolo entre todos!

 

 

 

jueves, 2 de julio de 2020

En nombre de la verdad.


La verdad, al igual que el nombre de Dios, no se debería de mentar en vano, y menos todavía sin demostración científica de que exista ninguna de las dos cosas.

Porque, pongamos como nos pongamos, no sabemos si existe la verdad o siquiera existe Dios. A ver, no hablo de lo que uno piensa o de lo que uno crea, que es otra industria; tampoco hablo de los convencidos de que la verdad es la suya, de esos que dicen “mi verdad” y después se quedan tan anchos. No, no hablo de esos porque no tengo necesidad. Lo que digo es otra cosa,  digo que la verdad no existe. Ni la tuya, ni la mía, ni la de nadie, ni siquiera la del Espíritu Santo. Lo que existe es el depende, y además hasta la exageración.

En otro orden de cosas cabría preguntarse entonces ¿para qué sirve la verdad? ¿Para incomodar, para denunciar, para presumir, para ir de casto, de puro, de cátaro, de pepito grillo, para tener razón? ¿Para qué?  Que alguien lo explique, por  favor, porque a mí la verdad me confunde.

Me confunden los que creen estar en posesión de la verdad, y me confunden por una razón: porque siempre es “su” verdad. No la objetiva, que no existe, sino la particular o la de terceros o la que adaptamos a nuestros deseos, a nuestras querencias o a nuestras necesidades.

Damos por bueno que si alguien, de nuestra cuerda, nos dice algo, nos lo dice de verdad. Por supuesto, faltaría más. Además, si tenemos en cuenta otros parámetros incluso puede ser que tengan razón.

Pongo un ejemplo:

No es lo mismo que millones de personas estén de acuerdo en una verdad, que una minoría sostenga que la verdad no existe. Y no lo es por esa ley ácrata que dice que la verdad, caso de existir, es innecesaria y siempre prescindible.

Ojito, estoy hablando de la ley  de la acracia que en su primer enunciado sostiene: “Señores, coman mierda. Un millón de moscas no se pueden equivocar”.

Así que, amigos Sanchos, amigos de la verdad, de aquí y de allí, elegid la verdad que más os convenga, pero no tratéis de convencerme de “vuestra” verdad fijando vuestras pupilas azules en mis pupilas marrones no fuere a ser que un millón de moscas acudan confundidas a cargarse en la puñetera verdad.

 

 

miércoles, 1 de julio de 2020

Los reyes en la Villa Olímpica.


Disculpad el lenguaje, pero uno de los mayores hijos de puta de la historia, un tipo sádico y cruel, causante de uno de los mayores genocidios de la historia, fue Leopoldo II de Bélgica.

Ése cabrón tan insigne, dueño en la Costa Azul de la villa más lujosa del mundo en aquellos momentos, tenía además de a sus tres queridas oficiales, un pigmeo como animal de compañía al que exhibía con orgullo de feliz propietario a sus visitas.

Pues bien, ahora el actual rey de Bélgica pide disculpas por el genocidio de su antecesor y pelillos a la mar.

Y claro, como una cosa no tiene que ver con la otra, a mi cabeza acudió la imagen de los actuales reyes de España visitando en Sevilla la famosa barriada de las tres mil viviendas, también conocida por Villa Olímpica.

El irreal matrimonio se apeó de su recién estrenado Mercedes, ése que la prensa nos cuenta que costó más de medio millón de euros, un pelín menos que la luna de miel que supuestamente pagó emérito y un amigo a pachas, y que en realidad pagamos tú y yo, nosotros, vosotros y ellos, y se dieron un garbeo guardando las pertinentes distancias sociales; y así, entre despliegue de fastos, fanfarrias y alharacas saludaron moviendo sus manitas a los aborígenes allí congregados.

Como se tiene por natural, los visitados se mostraron encantados con tan irreales visitantes. Aplaudían los muy pigmeos, y les pedían, imploraban y gritaban, que se acercaran, pero ellos, nada, a lo suyo. No se acercaron, ni por un momento, no fueran a contaminarse.  

Después, como no, volvieron a subirse al flamante Mercedes, el chófer los llevó a saludar a otras partes, y atrás dejaron a los pigmeos compuestos y en chándal, sin siquiera medallita olímpica, pero con la colección de cromos actualizada de tan irreal Casa.