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sábado, 27 de febrero de 2021

Lavadoras Orleans.


                                          El hombre que tenía cara de lavadora.


1.500 horas de vuelo después, o lo que es lo mismo, después de 62 días y pico de vuelo ininterrumpido, detergente Campechano lavó la suciedad de sus billetes gracias a los inestimables servicios prestados por Lavadoras Orleans, y se pudo dedicar, al fin,  a su deporte favorito, al acoso y derribo de corista.

La verdad, es que el hombre se tenía más que merecido tal esparcimiento. No en vano, y gracias a él, Elefante Blanco fue olvidado como el blanqueante más blanqueador, y la democracia española alcanzó tal grado de plenitud que los nuevos cantores de la juglería patria, los chicos de la prensa, todavía lo celebran con loas y panegíricos sin parangón.

Fue así como pasamos de Democracia Inorgánica, de Opus y agujero  en el camión, a democracia plena. Gracias a la verbigracia de ese detergente conocido por Campechano y que Tostón de Oro y Comisionista de España es.

Ahora el sin par Campechano rumia sus penas en Abu Dabi. En compañía del príncipe asesino y heredero, y demócrata por parte de padre como lo fue el mismísimo Campechano. Disfrutando de la cetrería y con la máquina de contar billetes presta al recuento de préstamos ficticios añadidos como suavizante a Lavadoras Orleans.

¿Y la Agencia  Tributaria, qué? Pues bien, gracias. Dando chivatazos como corresponde a persona de tanta alcurnia y tan baja cama. Que Hacienda somos todos y que, como Campechano no hay más que uno hay que proteger a semejante lince ahora que está perdido en el desierto y en peligro de extinción.

¿Y qué va a pasar, pasará algo? ¿Pasará lo mismo que les pasó a los militares que proponían cargarse a la mitad de la población? ¿Nada? ¿O pasará que meterán a otro rapero idiota en la cárcel?

Y no, no, tampoco es eso, qué gran equivocación. Que Campechano es mormón y tiene una lavadora por primo de la marca Orleans. Y tú no, rapero idiota, que ni eres Borbón, ni mormón, ni pariente de primo, ni nada. Así que, se me sienten, coño, y no me rapeen, que de las peteneras ya se encarga la Agencia Tributaria.

 


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