Tal día como hoy, hace
cuarenta años, empecé a trabajar en un juzgado de distrito como meritorio de Auxiliar de Justicia.
Salía a las siete y
media de la tarde, en compañía de uno de los oficiales, Alfredo (DEP), a tomar
un café, cuando en la radio de un coche escuchamos el asalto que se estaba
produciendo en ese momento en el Congreso de los Diputados.
Ese día se acabó la
Transición y empezó la macro campaña de legitimización de la Corona.
Al día siguiente, por
primera vez, se empezó a hablar del gran servicio prestado a España por el entonces monarca, y los españoles que no
eran monárquicos se convirtieron a la
causa juancarlista víctima de tan enorme campaña de marketing.
Lo sorprendente del asunto
es que, detrás de todo el vodevil, estaba el general Armada, instructor militar
primero y preceptor después del monarca durante muchos años, y del que se nos
aseguró que había actuado a espaldas del rey.
El vodevil del 23F no
cuajó. La trama falló en el primer acto, después del se sienten, coño se empezaron a ver las grietas. Faltaba argumento y consenso y sobraba improvisación. Pese a todo,
salió bien. Al menos, para uno: para el
rey. Su figura, gracias a los impagables servicios hagiográficos ofrecidos por
la prensa, quedó legitimada y dieron comienzo con gran alborozo los juegos
florales de sus casi cuarenta años de felonía. Con la connivencia de los
sucesivos gobiernos, por supuesto, dispuesto a cualquier trágala a cambio de
tranquilidad.
Así fue como el rey,
que para la prensa franquista, de tonto balbuceante no pasaba, fue legitimado
por obra y gracia del 23 F. De repente, los españoles descubrieron las bondades
de su nuevo y amado líder y tuvieron alguien a quien venerar. Todo ello, gracias
a los impagables servicios de la prensa, con la connivencia de los sucesivos gobiernos
y el aval del amigo americano siempre dispuesto a echar una mano a quien mejor
defienda sus intereses
Y ahí siguen instalados
algunos españolitos, crédulos ante explicaciones tan paranormales y ciegos al
Elefante Blanco, el gran beneficiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario