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miércoles, 5 de agosto de 2020

División de opiniones.


Mientras algunos periodistas siguen perfeccionando el estilo palmero y practicando el estilo lamida de ojete del emérito con fruición de pitiminí, con dinero de empresarios y banqueros, los ciudadanos estarán debidamente desinformados, defenderán causas perdidas con afán de abogados de pleitos ricos y negaran la evidencia hasta la extenuación.

Me temo que cualquier día los periodistas desempolvarán el dogma de fe como verdad absoluta, y absolutamente segura sobre la cual no cabe duda alguna, y acabaremos instalados otra vez en el porque lo  digo yo y punto. Siempre democráticamente, claro; que Hitler ganó así las elecciones, y que España inventó el campo de concentración allá por Cuba cuando los gallegos teníamos categoría de esclavos.

Aún lo somos, aunque de otra manera: unos pobres esclavos de nosotros mismos.  

Sin embargo, a mí, la historieta del real emérito me recordó una anécdota que Hemingway  contó en una ocasión a John Huston:

Un matador volvía a su hotel después de una tarde desastrosa. Le habían arrojado todas las almohadillas y botellas de la plaza. Al llegar al hotel con su picador, el director le preguntó “¿Qué tal fue la corrida?”. El matador respondió: “Hubo división de opiniones”. El picador dijo: “Sí, hubo división de opiniones. Unos querían cagarse en su padre y otros querían cagarse en su madre”.

Pues eso, que la serpiente de verano está servida. Y que conste que yo no soy antimonárquico, que no soy anti nada, soy republicano y la cosa es bien distinta.

  

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