Estaba el otro día en
la playa, rodeado de vocingleros que chillaban en mesetario, cuando reparé en
algo que, después cuando lo pensé mejor, se me antojó obvio: España es un país
de políglotas.
Y esto, pongan como se
pongan, no lo pueden decir muchos países de nuestro entorno. Porque mientras
aquí hablamos gallego, catalán, vasco o castellano, los ingleses, por ejemplo,
sólo hablan inglés.
Aun así, el español
corriente y moliente siempre empeñado en desdeñar lo propio y alabar lo impropio,
es capaz de sustraerse de aprender o hablar el idioma vernáculo estando como está ocupado en chapurrear el espanglish.
Pese a poseer tan vastos
conocimientos, pocos son los ingleses parlantes españoles que saben en qué
momento exacto se empezó a hablar inglés en este país.
La cosa empezó con
Ladislao Kubala.
¿Os acordáis de quién era Ladislao Kubala?
Lászlo Kubala Stecz fue
el primer español en nacer en Budapest.
Pues bien, Laszy, como
se le apodaba cariñosamente, después de ser un grandísimo jugador de fútbol, se
convirtió en entrenador que, además de entrenar al Barcelona y a algunos
equipos más, llegó al puesto de entrenador de la Selección de fútbol de España.
Fue en ese momento cuando el inglés se popularizó en nuestro, vuestro país.
A ello contribuyó, sin
duda, que a los integrantes de aquella selección los chicos de la prensa les
llamaran constantemente Kubala boy`s.
Perplejos, los
habitantes de las provincias de España, consultaron los diccionarios de inglés
de sus hijos y se enteraron de que boy significaba muchacho, y que el apóstrofo
y después la S no era otra cosa que su plural: muchachos.
Y así, a mi modesto
entender, empezó esa fijación que en nuestro, vuestro, país tiene la
peña por el inglés.
Aunque, tengo que
decir, que según algunas fuentes discrepantes, el culpable de la introducción
del inglés en España no fue Ladislao Kubala, sino Manolo Santana, a la sazón
jugador de tenis. Porque con tanto break, out, drive, deuce y con tanta
tontería, la gente de aquella época que simplemente quería jugar al tenis
estimó oportuno tomar clases de inglés primero no fuera a ser que en la pista
se les viera el paleto que llevaban debajo del pantalón corto.
Pero, anécdotas carpetovetónicas aparte, lo más asombroso de
Kubala ocurrió tras su muerte, cuando para reencarnarse eligió el cuerpo del
anciano Papa Juan Pablo II.
Nadie entendió la
decisión de aquel pendón, con cara de bueno, que fue el bueno de Laszy, hasta que años
después también se volviera a morir ahora vestido Papa y que la curia se
empeñara en hacerlo santo exprés; y claro, como uno de los requisitos ineludibles
para ser nombrado santo es que el candidato haya obrado un milagro, fue de esa
manera como los muñidores que tiene el Vaticano en plantilla encontraron el
milagro que Kubala había obrado con los españoles al introducirlos en el inglés.
Y así fue como Juan Pablo II ascendió de beato a santo. De
repente, por la gracia de Kubala.
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