Buscar este blog

jueves, 23 de agosto de 2018

El sueño de la razón produce monstruos.

https://www.youtube.com/watch?v=RTgKpVTP55w&t=17s


   Creo que a mí la gente debería darme siempre la razón, aunque no la tuviera. Como a los locos. Además, casi siempre la tengo. Al menos, nueve de cada diez veces. Y me pregunto yo, ¿si nueve de cada diez veces es casi siempre, por qué la gente no me da la razón casi nunca? No tengo con quien hablar de este tema sosegadamente. Para qué. La gente se empeña en no ceder; siempre quieren ser ellos los que tengan la razón. La consecuencia de que los demás se equivoquen tanto es que yo siempre quedo del lado de la minoría. Y  eso es incómodo. Sobre todo para un tío que siempre tiene la razón. Porque si soy republicano es porque es el sistema más justo, no porque tenga la razón; si soy ateo es porque la religión se me antoja un galimatías, no porque tenga la razón, o en todo caso porque si Dios existiera habría que correrlo a palos por su sinrazón; y si soy del Barça es porque la mayoría es del Real Madrid, no porque yo sea de Barcelona. Todo es así en mí vida, un no parar de tener la razón. Creo que si mi vida fuera llevada al cine, tema hay, la película se titularía De profundis, el tío que siempre tenía la razón. Ay, qué agobio. Toda la vida así, y ya van 60 años de ser así. Y no es que yo sea un erre que erre, o un tipo de tocar los bemoles o que me falta empatía de algún tipo. Nada de eso. El problema está en que los demás no piensan como yo y que además no tienen la razón casi nunca. Quizá por eso me llevan la contraria. Pero, no os preocupéis, lo llevo bien. Estoy tan acostumbrado a tener razón y a que se la den a otro, que ya ni me afecta. Asumo que soy un incomprendido con la naturalidad que tenemos los que tenemos la razón. Tampoco soy ningún rebelde sin causa ni ninguna de esas monsergas. Es más simple: soy un tío feliz como una perdiz. También hago saber que ser como yo está chupado. No tiene mérito. Si te haces el tonto frente a los listos, el chachi ante los guays y aprendes a decir sí señor, a sus órdenes señor, asunto arreglado. La cosa más fácil no puede ser. Al alcance de cualquiera. De quien no está al alcance es de esa gente que siempre está enfurruñada llevando la contraria. Qué estrés. Deben de vivir en un malvivir estos cascarrabias. En la acidez permanente. Haciendo oposiciones a úlcera de duodeno. Esa gente me reafirma en mí mismo, es más si me dieran a elegir entre ser como son ellos o ser como soy yo, elegiría tener razón. Al fin y al cabo, algo ya me voy conociendo y sé que casi siempre la tengo. Además, tengo acumulados doce quinquenios de mí mismo y sé que el pomelo no me  sienta bien y que aborrezco el vinagre que se gastan los avinagrados. Cada uno es como es. Y si sé que siempre tengo la razón, para qué me voy a contrariar. Sería de tonto, y para eso ya están los otros, los que se creen que siempre tienen la razón. Los listos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario