Después de varios
siglos de abandono, los de la Oficina del Papeleo se acordaron de mí y me
mandaron un burofax conminándome a acudir a una entrevista en tal fecha y a tal
hora con el apercibimiento de que si no lo hacía caería sobre mí el peso de la
justicia. Ante tal amenaza, acudí. Me puse camisa la camisa de chorreras que
guardo para estas ocasiones, me calcé las zapatillas fluorescentes que había
comprado en Comezón y me duché. Y así,
después del consabido respingo que produce verse uno tan limpio llegué a la
Oficina del Papeleo. Iba dispuesto a
todo. A darles la razón en todo lo que hiciera falta, y atento a sortear
todos los peligros que algo tan inaudito podía acarrear en mi incierta vida.
Cuando me llamaron al
box vi de un vistazo que Margarita Buenrollo, había una plaquita con su nombre,
tenía debajo de la nariz una sombra más frondosa que el mostacho de mi amigo
Julio; al que, por cierto y si lee esto digo que, a ver si te llamo uno de
estos años, brother (bueno, tú ya sabes).
Creo que, teniendo en
cuenta mis antecedentes, a mí me gustan mucho las mujeres de pelo en pecho, me
habría enamorado de ella si no hubiera sido por lo que me dijo. Pues, no fue la
Buenrollo y me ofreció un trabajo. ¿Os lo podéis creer? ¿De la Oficina del
Papeleo? ¿De verdad? Pues yo, la verdad, pensé que alguien me estaba gastando
una broma de mal gusto o que era víctima de un programa de cámara oculta o
alguna majadería de ese tipo. Es que, ¡hombre, no me jodas!, si la Oficina del
Papeleo JAMÁS llama a nadie (al menos que yo sepa) para ofrecerle nada porque tenían que llamarme a mí. ¿Por qué? ¿Para
discriminarme? ¿Más? Menos mal, ya digo, que estaba firmemente convencido que todo aquello se trataba de una
broma, macabra, y que alguien en cualquier momento diría ¡sorpresa!, sonríe,
somos los de la Tele Gaita y estamos haciendo un programa o algo así. Sin
embargo, no sucedió eso. Al contrario, la oferta era en firme. Totalmente
seria. Ofrecían sueldo fijo, vestuario y dietas.
Al parecer, la semana
pasada a los de la orquesta Zurich de Camariñas se les había muerto de repente el cantante,
Josito Coxis, y tenían que sustituirlo a la mayor brevedad posible; y claro,
como yo, gozo de buena presencia, estoy en muy buena edad y practico el gorgorito en ducha, pensaron en
mí.
Ahora, me dijo la
Buenrollo con mirada zalamera, sólo tienes que memorizar las letras de las
canciones del repertorio, contonear las caderas y enseñar tus hermosas
caries por todas las parroquias, lugares
y aldeas en las que tenéis “bolos”
contratados. Nada más.
Así que, ya sabéis
amigos nativos y mesetarios, si en vuestra agenda está acudir este año a bañaros
en la balsa de residuos de Monte Neme, recordad
que después podéis acudir a alguna de las verbenas que haya por las inmediaciones y verme en
vivo y en directo. También firmo libros. Es más, os recomiendo encarecidamente
que no os perdáis ninguna de las actuaciones de la orquesta Zurich de
Camariñas. Su nuevo cantante melódico, un tal Luis Germán, es la sensación de
este año.
Es más, nuestro éxito
está siendo tan arrollador, el de la orquesta Zurich de Camariñas, que los de la Xunta de
Galicia ya nos han pedido que protagonicemos su nueva campaña publicitaria para
atraer mesetarios.
Así que, visto el éxito
que obtuvieron promocionando Monte Neme, sitio ahora muy visitado, y donde
recomiendo encarecidamente lavarse los piños a todos los mesetarios que nos
visiten, no creo exagerado pensar que los de la orquesta Zurich de Camariñas
vamos a tener más éxito este año que los Rolling Stones esos de los cojoncios.
Qué no. Mirar mi foto,
mi look de cantante melódico está causando furor entre las féminas. Y, por
favor, que alguien me saque a la Buenrollo de encima porque esa sombra tan
frondosa…
En fin, a ver cómo
acaba la cosa.
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