Cuando el general Federico
Gómez de Salazar recibió un sobre anónimo con cuatro plumas en su interior,
símbolo universal de la cobardía universal, el remitente equivocó el
destinatario. El receptor tendría que haber sido el rey, por entonces Jefe de
Estado interino (Franco agonizaba), y no el general.
De aquella huida, de la
felonía que fue abandonar a ciudadanos con DNI español a su suerte vienen los
actuales lodos.
El primo de nuestro
monarca, jerga habitual utilizada entre estos dos fantoches, se aprovechó la
bisoñez de su primo, y de las debilidades de un régimen en el que los
mandamases andaban ocupados en su futuro, para rebañar un territorio en el que
España había hecho ingentes inversiones y hasta hoy o mejor dicho hasta
hace unos meses en que los yanquis les
han abierto nuevas posibilidades.
La administración Trump
(Biden es más de lo mismo, pero con buen rollito), admitió los derechos de
Marruecos sobre el Sahara Occidental y de paso le regaló al monarca alauí tres
mil millones de dólares con la excusa de inversiones en empresas estratégicas
que, casualmente, son de propiedad del monarca.
Y claro, cuando las
cosas te las ponen tan a huevo sólo falta encontrar una espoleta para activar
una situación.
Anda dame más, paisa.
La ocasión llegó cuando
España acogió al líder del Frente Polisario, ciudadano nacido con DNI español,
en su territorio por razones humanitarias y lo internó en un hospital de
Logroño con documentación falsa facilitada por el CNI.
Y así andamos. Entre
barre y desbarre.
Casado reuniéndose con
dirigentes de partidos marroquís que reclaman Ceuta y Mella, Abascal desplazándose a Ceuta no a hacer la mili, sino a ver vallas y seguir contando
mentiras tralará y nuestro rey diciendo que llamará al otro rey, al que supongo
primo segundo, si Sánchez se lo pide.
No hay comentarios:
Publicar un comentario