Todavía más, hasta los
cataplines.
Pero antes de entrar en
materia, aclaro algo. Si escribo moño y no coño es por influencia familiar. Si,
verán ustedes, yo tuve una parienta de tendencia beata, presta siempre a
escandalizarse y que sin pretenderlo tenía su gracia. Pues bien, una mañana
llegó a casa toda escandalizada después de misa porque había oído decir al cura
en el atrio moño. O sea, coño. Es un maleducado, aseguró. ¿Y no dijo ajo?, le
preguntó su prima y tía mía sabedora que el traductor particular de su parienta
convertía carajo en ajo con la misma facilidad que Jesucristo convertía el agua
en vino.
Aclarado el tema, les
aseguro que creo que tanto estudio exagerado fue el culpable de que me acordara
de ella. Sí, porque si ya los españoles venimos al mundo licenciados en
medicina y cirugía, el año pasado hasta el más lerdo de nuestros congéneres se
hizo inmunólogo por el sistema ósmosis, que es un método como otro cualquiera.
Y, como es natural, a partir de ahí nos envalentonamos y nos empezamos a
atrever con todo. Fuimos afortunados, nuestra ansia de saber fue recogida por
Tele 5 y fueron los próceres de esa cadena de wáter los que idearon un plan de
estudios acorde a nuestras necesidades.
Porque, ¿de qué está ahíto el pueblo español (mola esto de ahíto), pueblo culto donde los haya? Pues de sabiduría, claro. ¿Y qué trae aparejado consigo
la sabiduría? Títulos y más títulos. Y así fue como empezaron las cosas, si queréis títulos, dos tazas. Podéis elegir entre:
Licenciatura en Pantojos, máster en Chabelitas o Grado, doctorado y curso de corte y confección por el acreditado sistema Rociíto-Picoleto.
Lo que prefiráis, hay donde elegir y están trabajando en más.
Les advierto que este
plan de estudios, del que yo manifiesto estar hasta la coronilla, tiene más
actualizaciones que un móvil de última generación.
Así que, ¿entienden
ahora lo de moño? Pues eso, moño, moño y moño y que se vayan todos al ajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario