Algún día se contará como
un gran hito la aportación que don Emérito de Campechano hizo al descubrimiento
de la verdadera identidad de Ratoncito Pérez.
A partir de ahora, si quiere hablar con propiedad, no invoque a Ratoncito
Pérez cada vez que se le caiga un piño, invoque a Álvaro de Orleans. Él será el
que acuda y le agasaje con unos viajecitos. Porque fue él el señalado como el
auténtico Ratoncito Pérez. Al menos, de la Irreal Casa. Esta información, al
parecer, ya ha sido contrastada por la Agencia Tributaria, por el Gobierno y demás
poceros, que como es sabido son fuentes de gran insolvencia. Pese a tal cúmulo
de evidencias, Eduardo Inda, periodista especializado en pozas, charcos,
lodazales y con cuenta abierta en esa red social conocida por Villarejo News,
discrepa abiertamente y afirma que tararí que te vi, que no es posible que
Álvaro (don Álvaro para los muy cafeteros) sea Ratoncito Pérez porque el pobre
desgraciado (se refiere así a don Álvaro) no tiene donde caerse muerto.
Otra cosa bien distinta son los
avalistas de don Emérito, esos extraños personajes a lo que nadie sabe cómo
referirse o cuáles son sus nombres y apellidos, porque no se sabe si son
ayudantes de Ratoncito, si cobran intereses Orleans, con más de dos dígitos de
rentabilidad, o si simplemente se trata
de la banda de Ali Babá que de nuevo sale al rescate de don Emérito de
Campechano. Sea como sea, lo cierto es
que en la Agencia Tributaria acumulan años y polvo sobre los muchos expedientes
que don Emérito tiene abiertos, y se toman las cosas con la calma del que
espera un fatal desenlace que arregle todo. Porque, ya se sabe: muerto el perro,
muerta la rabia. Y, claro, fin del expediente.
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viernes, 5 de marzo de 2021
No diga Ratoncito, diga Álvaro.
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