Lunes. No me ha tocado
la Bonoloto.
Martes. Hoy tampoco me
ha tocado la dichosa Bonoloto, en la
Quiniela he acertado ocho y para colmo el Euromillón ha ido para algún pérfido
inglés.
Miércoles. La Bonoloto
se me sigue resistiendo. ¡Cago en diez!
Jueves. Ni Bonoloto, ni
Primitiva, pero, eso sí, en la Lotería Nacional me han caído tres euritos.
¡Vamos, que nos vamos!
Viernes. Esto es un
sindiós: ni Bonoloto, ni Primitiva, ni el puñetero Euromillón, que ahora fue a
manos de un portugués. Habrá que insistir y no perder la esperanza, pues es lo
último que se pierde.
Sábado, sabadete. Hoy
tampoco hubo suerte, pues ni la Bonoloto ni la Primitiva ni la Lotería Nacional
estaban para mí.
Domingo, antes día del
Señor ahora de las tapas de callos. ¡Y tampoco! El Gordo no llevaba mis
números.
Nota a pie de página: acordarme
de que mañana tengo que ir a sellar el paro. Menudo día de trajín el que me
espera.
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